En la fiesta de la Sagrada Familia, el Papa anuncia un año dedicado a la Familia que inicia el 19 de marzo de 2021, Solemnidad de San José.
Alegrémonos con esta gran noticia, que siga siendo la familia la protagonista en nuestra vida; que esté siempre en primer plano de la sociedad.
Sigue llamando la atención las cifras tan altas de violencia intrafamiliar desde que comenzó esta pandemia. Se está viviendo una epidemia silenciosa al interior de muchas familias: maltrato y violencia física, verbal y psicológica. Como asesora familiar he atendido algunos casos relacionados al tema logrando ver el desgaste ante la convivencia de estar todo el tiempo juntos; a esto se le suma las actividades laborales que, en la virtualidad, han aumentado e intensificado.
Qué triste realidad la que se está viviendo y más tratándose de la familia como el primer ente educador y formador en el amor. Aquí nos enseñan y aprendemos a amar y a ser amados. ¿Acaso no debemos entregarle lo mejor al ser amado: esposa/o hijos?
La familia inicia por el matrimonio, de aquí parte la solidez de esta, un hombre y una mujer que se donan en un amor exclusivo, prologando la vida a través de los hijos, educándolos y formándolos para amar y entregar lo mejor de sí a los demás.
Los cimientos que debe sostener una familia, aparte del amor como eje central, deben ser la práctica de las virtudes humanas que permiten le permiten a cada persona el crecimiento y la madurez que le ayudan a sopesar y conciliar las dificultades, problemas y crisis. Quienes ejercitan virtudes como el respeto, tolerancia, alegría, justicia, comprensión y el servicio, en la vida familiar, aseguran una estabilidad emocional y afectiva que les permite conciliar aprendiendo y sacar el mejor provecho de la situación.
Aprovechemos la invitación que nos hace el Papa Francisco de dedicarle este año a la familia. Viviendo el amor al interior de esta y disfrutando desde lo más sencillo y trivial hasta los grandes acontecimientos, y porque no hasta esas situaciones que implican un poco de sufrimiento y dolor que nos fortalece y nos permite crecer en la adversidad.
Es en la familia donde se recogen grandes testimonios y experiencias de aprendizajes que conduce a la persona a querer repetir o no lo que vivió: el perdón, la reconciliación, la ternura, el servicio, la entrega, especialmente el acto mas grande de todos, vivir la caridad que va unida a sentir misericordia por la persona que amamos.
De igual manera, disfrutemos del encierro al que todavía nos obliga esta pandemia, promoviendo y participando de tertulias amenas y agradables para todos los miembros de la familia en diferentes edades. Con quejarnos no sacamos nada; por el contrario, hacemos más pesada la situación y el ambiente se torna complicado.
Hay que ganarle a este encierro, a la violencia, al maltrato a través del amor como huésped principal en la familia.
Y finalizo con una frase del Papa Francisco, quien nos invita a que tu familia, mi familia, nuestras familias sean las protagonistas en 2021.
“En la oración del Padrenuestro decimos: “Danos hoy nuestro pan de cada día”, Los esposos pueden también aprender a rezar así: “Señor danos hoy nuestro amor de cada día”