09 de julio de 2025

Robos a ciclistas en Ibagué: así opera la nueva modalidad de engaño

Víctimas relatan cómo delincuentes se hacen pasar por ciclistas y engañan a solitarios para despojarlos de sus bicicletas.

Autor
Escrito por: Natalia Reyes
Periodista
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La inseguridad en Ibagué ha tomado nuevas formas. Ciclistas advierten que los delincuentes ya no necesitan armas blancas ni amenazas para despojarlos de sus bicicletas: ahora, hombres que se camuflan como deportistas abordan a sus víctimas, las distraen con conversaciones y luego, mediante engaños, se apropian de bicicletas que pueden costar entre dos y treinta millones de pesos.

Henry Cifuentes, trabajador de la tienda Montaña y Ruta Ibagué, narra cómo se repite esta modalidad en zonas como el Limonar, el centro comercial Multicentro, la subida al Cañón del Combeima, el parque Simón Bolívar y los alrededores del Aeropuerto Perales.

“Ahorita los casos de robos se han generado no por armas blancas o por amenazas, sino por formas de enredar a la persona. Traten de convencerlo de alguna manera y ya cuando llegan a un punto específico, lo que hacen es como decirle: qué bonita está la bicicleta, cuánto le valió, cuánto le pesa, en ese momento ahí ya lo engancharon. Ya la bicicleta en pocas palabras puede estar en la mano de él, pero ya se la han robado”, explicó.

La maniobra se basa en una secuencia calculada: un supuesto ciclista entabla conversación con la víctima durante largos trayectos, gana su confianza, luego aparece un segundo sujeto (que finge ser familiar o amigo), y entre ambos logran que la víctima entregue temporalmente la bicicleta. El falso “amigo” pide sostener un objeto mientras prueba el vehículo. Entonces desaparece.

“Le dicen: venga, me sostiene eso acá y voy a ir a hacer algo, y el otro se va, y mientras que le dice: un favor, déjeme montar una vueltica a la bicicleta para ver cómo la siente. Y el otro lo que le dio el supuesto amigo, familiar, lo que llevaba en la mano, se lo da a la víctima y el otro le suelta la bicicleta, y adiós. Ahí queda. Siempre los van cogiendo así de paso largo. Por eso es mejor si usted no conoce a la persona, evite hacerle la conversa, porque el problema es que muchos han dicho que lo han como escopalaminado, le echan algo y eso los adormece prácticamente”, relató Cifuentes.

Los testimonios coinciden en que esta modalidad ocurre principalmente en zonas poco transitadas, donde los ciclistas están cansados o aislados. En sectores como La María, según Cifuentes, los robos aún ocurren mediante amenazas con armas blancas, pero en otros sectores, el hurto psicológico se ha impuesto.

Una de las víctimas narró cómo fue engañado por un supuesto ciclista mientras entrenaba con su hijo menor de edad por la carrera Quinta.

“Iba subiendo por toda la Quinta, ahí más arribita de la 60, en Panamericana, pasé el semáforo y como por donde está la escuela de automovilismo que hay por ahí, yo paré a descansar con mi hijo, ¿no? Porque pues ya mi hijo de ocho años estaba cansado y me llegó un pelado joven con traje de ciclismo, en una cicla de ruta, con sus cascos, sus gafas, sus zapatos, todo. El chino iba bien equipado. Empezó a echarme carreta, que pa’ dónde iba, que bueno… como a darle confianza a uno, ¿sí?”, manifestó.

Aunque inicialmente el hombre no levantó sospechas, la víctima notó algo extraño y decidió continuar la marcha. Sin embargo, justo en ese momento, apareció un segundo sujeto a pie.

“Ya en el momento como que me la olí. Entonces yo le dije a mi hijo: ‘listo, hijo, arranquemos, que todavía falta camino’. Y en ese momento nos llegó otro señor, un señor ya moreno, como de unos 40 años. Me hizo señas con la mano, que en la pretina tenía como el arma, entonces yo le dije al chino: ‘vaya, entonces dele la vuelta a la cicla’, le dije yo como para que mi hijo no se asustara. Y ya el man arrancó con el otro. Él salió por la Sexta bajando y el otro cogió por la Quinta”, aseveró.

Y agregó: “Ha sido muy triste. Es el tema de la terapia, que es para nosotros los que en verdad buscamos esto como un escape para muchas cosas y nos ayuda en nuestro día a día. La bicicleta es el desestrés de uno, el psicólogo que no lo está cuestionando a uno”.

Asimismo, Óscar Guerrero, ciclista recreativo, señaló que la inseguridad es alta incluso para quienes solo buscan ejercitarse y mantenerse saludables.

“Invierte uno en una bicicleta y termina estando muy expuesto. Entonces, ¿en dónde está la seguridad en los recorridos que uno hace normalmente? Sí falta mucho el tema de que la Policía acompañe, se desplace por esas zonas, esté pendiente y eso puede desestimular al delincuente”, advirtió.

“Estos elementos cuando se pierden finalmente tiene que haber alguien que los tiene que revender. No hay autoridad que pueda intervenir esos procesos y lleve a felices conclusiones ese tipo de delitos”, lamentó Guerrero.

Finalmente, los ciclistas de Ibagué coinciden en que la denuncia, aunque recomendada, rara vez se traduce en resultados. La falta de seguimiento, acción policial y vigilancia en puntos críticos permiten que los hurtos sigan en aumento y los deportistas sigan expuestos, sobre todo quienes ruedan en solitario. La comunidad exige a las autoridades respuestas urgentes, acciones efectivas y garantías reales de seguridad.

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