¿Intentaron quemar vivo a un preso en la cárcel de Picaleña? Eso piensa su mamá
La madre de un interno de la cárcel de Picaleña desmintió que su hijo haya provocado un incendio en su celda, sino que pudo tratarse de un intento de homicidio.
Pastora Ramírez Camacho aclaró que su hijo, Juan Sebastián Atehortúa, no sería capaz de ejecutar esta acción y que jamás había hecho algún intento por hacerse daño.
“Él solo no se quemó, tiene el 95% del cuerpo quemado y solamente le falta un pedacito, llegando a la pelvis como entre el ombligo, como si estuviera amarrado, eso fue lo que se salvó de la carnita de él”, contó la señora Ramírez.
“Cómo va a hacer una persona, nunca se hizo daño ahí en esa cárcel. Nunca lo tuvieron que sacar porque se hizo daño él mismo”, agregó. Ver más: (Interno de la cárcel de Picaleña resultó con quemaduras en el 95% de su cuerpo).
Contó igualmente que, en ocasiones anteriores, ya había sido agredido en este establecimiento carcelario, y que, por esta razón, había solicitado el traslado de su hijo para otro centro de reclusión.
Desde que su hijo ingresó a la cárcel de Ibagué, en febrero de 2023, al parecer, ha sido víctima de diferentes agresiones por parte de los compañeros del patio ocho.
Igualmente, seguró que estaba amenazado de muerte y sus familiares, por seguridad, lo habían dejado de visitar.
El hombre, de 30 años de edad, quien sufre de esquizofrenia, la cual fue diagnosticada desde que tenía ocho años de edad, permanece en la Unidad de Quemados del Hospital Federico Lleras de El Limonar.
Esperaba una visita
El miércoles 9 de agosto, cuando su hijo fue sacado de la cárcel incinerado, había hablado con él antes de las 8:00 de la mañana y esperaba una visita a las 9:00 de la mañana por parte de la Procuraduría, con el fin de lograr un traslado de cárcel.
“Estaba muy contento porque iba a la procuraduría, eran tipo 8:00 de la mañana, me dijo que estaba arreglado, que se había afeitado y arreglado porque iba la Procuraduría a verlo. Que ya estaba todo lindo. Me dijo: “cuchita yo sé que me van a llevar para el Quindío”, recordó la mamá de Juan Sebastián o ‘Negro’ como ella le gusta llamarlo.
Señaló la mamá que, en abril, a su hijo lo golpearon. “Me le hicieron un roto (sic) en la parte de la nalguita, en la parte de arriba, me lo hirieron en un pie. Me le tatuaron la cara, en la frente y la barbilla, con unos nombres con letras feas, para que tuviera la familia en la cabeza”.
Por su condición, el joven decía que era el elegido de Dios del Sol y al parecer, lo agredieron e incluso, según su progenitora sufrió vejámenes sexuales.
Habían solicitado una valoración por Medicina Legal, la cual no se hizo efectiva y el caso estaba en conocimiento de la Procuraduría, la Defensoría del Pueblo y el Inpec, por los múltiples correos electrónicos y solicitudes que elevó la familia del joven.
Tenía los medicamentos y no estaba triste
Su progenitora no cree la versión que le entregaron que su hijo estaba triste, además que, él se estaba tomando la medicación de Clonazepam, Clozapina y otro, que le había formulado el psiquiatra.
“Sacaron una versión que él hace cinco días estaba sin el medicamento, estaba estresado, pidiendo medicamento y como no se lo pasaban se había echado candela. Él no hacía eso. ¿Cómo se va a echar candela?, se cortaría las venas o algo, pero echarse candela no, mi hijo no se quemó. A mi hijo me lo quemaron”, aseveró la señora.
Recordó la mamá que, Juan Sebastián, tenía la enfermedad psiquiatriática degenerativa, el psiquiatra del Inpec, le diagnosticó que sufría además de bipolaridad.
“Luché mucho para que me sacaran a mi hijo porque sabía que allá me lo iban a matar. Yo tengo tres más pero él es mi bebé”, reveló.
Contó que hablaron con los médicos, quienes no le dieron expectativa de vida al joven, la psicóloga les solicitó que entraran a despedirse, visita que se les dificultó a algunos allegados por los permisos y llevaron a un sacerdote para que entrara a ver al joven.
Juan Sebastián estaba detenido cumpliendo una condena de seis años por un hurto sucedido en 2019 en Bogotá, donde al día siguiente de su captura quedó en libertad y no estuvo pendiente del proceso, pues al parecer el abogado no le expllicó.
El hombre, cuando gozaba de su libertad, trabajaba como domiciliario, hacía tatuajes y vendía camisetas. Tiene esposa y tres hijos, y crió una niña de su compañera sentimental.
La mamá del interno, quien también lleva una lucha personal por un cáncer en la cérvix que le hizo metástasis, ahora tiene un tumor en el páncreas, el ovario derecho, tres costillas y en un pulmón, y sus quimios son muy fuertes, desea esclarecer la muerte de su hijo.
EL OLFATO contactó al Inpec a través de la oficina de prensa donde indicaron que, "los hechos fueron el miércoles a las 08.30 de la mañana, aproximadamente. La persona privada de la libertad (PPL) prendió fuego a la colchoneta en su celda. Se encontraba asignado al Pabellón 22 de la Estructura dos, celda 01".