Ibal promete agua potable en Arboleda del Campestre, pero desconoce si tiene metales pesados
Aunque la Empresa Ibaguereña de Acueducto y Alcantarillado (Ibal) sostiene que el agua suministrada a los habitantes del Complejo Residencial Arboleda del Campestre (Crac) es supervisada y apta para el consumo humano, un reciente informe de la Contraloría Municipal dejaría ver que el líquido que llega a los hogares, carece de pruebas de metales pesados que respalden su seguridad.
Luego de evaluar la legalidad del convenio del Ibal con la Constructora Bolívar, el ente de control recomendó efectuar una prueba de metales pesados, toda vez que, según lo informado por la Corporación Autónoma Regional del Tolima ( Cortolima) la misma no ha sido practicada.
“El equipo auditor estimó conveniente y pertinente solicitar por medio de Cortolima, la exigencia al prestador del servicio y actual administrador de la Planta de Tratamiento de Agua Potable, Ptap, la práctica de pruebas específicas sobre metales pesados. Lo anterior, como quiera que en mesa de trabajo con la Corporación, se estableció que dichas pruebas no han sido realizadas”, mencionó el informe.
Para el geólogo Jonathan Ortiz, quien desde hace meses viene advirtiendo sobre la calidad del agua potable de la Arboleda del Campestre, aquello preocupa, debido a que el canal abierto que recoge aguas del río Combeima, pasa por partes de la ciudad, incluida la meseta de Ibagué, en los que existe el riesgo de este tipo de contaminación.
Según expuso el profesional, prueba de ello, es un estudio de la Universidad de los Andes, en el que se investigó la presencia de plomo en el agua que es usada en los cultivos de arroz de la meseta de la ciudad. Misma meseta, por la cual viaja el líquido que posteriormente será consumido por los habitantes de algunos conjuntos.
“Este tipo de elementos (metales pesados) resisten a la desinfección común que pueden hacer las Ptap convencionales y que sobre todo se dan por pesticidas y demás sustancias físicas”, señaló Ortiz.
El profesional añadió que cuando se quiere saber si el agua en realidad está libre de riesgo, hay que remitirse a todos los parámetros especiales como es el IGCA y no solamente al IRCA, que es el que realiza el Ibal”.
Conforme a las explicaciones de Ortiz, la última vez que se realizó un estudio del IGCA en el 2006, se concluyó que no todos los sectores de captación del río Combeima son aptos para el consumo humano.
Entre ellos, aquel en el que se conduce agua para la Arboleda del Campestre.
Sin embargo, no se explica cómo, sostuvo Ortiz, se autorizó que dichas aguas que eran conducidas y usadas para los cultivos, tuvieran un cambio de uso para labores domésticas y de consumo humano.
“Dicho estudio, que en realidad cuenta con los estándares internacionales, establece que el tramo donde se capta el agua para la Arboleda del Campestre, no está dado para uso doméstico, sino para conservación de la flora y fauna, puesto que para ese punto el agua viene muy contaminada”, agregó.
De acuerdo con las explicaciones, que en el pasado ha ofrecido el Ibal, el agua que llega a la Ptap, tras su paso por los cultivos, no se ve afectada por pesticidas, fertilizantes y demás cargas contaminantes como el plomo.
Ello, debido a que dicha agua de riego se filtra varios metros bajo tierra y no se mezclaría ni entraría en contacto con el líquido conducido por el canal.
Para el geólogo, evitar que no exista dicha contaminación cruzada resulta poco creíble.
Por su parte, la empresa ibaguereña ha sostenido que el tratamiento que recibe el agua en la Arboleda del Campestre es, en varios aspectos, similar al que ocurre en La Pola, por lo que no hay motivo de preocupación.