Duperly Ramos, la docente que le apuesta a la lectura como base de enseñanza

Duperly Ramos, o Dupy para los alumnos, es una mujer que trabaja desde hace 28 años en el Colegio Champagnat de Ibagué. Sus valores y métodos de enseñanza marcaron a decenas de estudiantes. 

"Para mí, ser docente ha sido una pasión de vida, no un trabajo. Obviamente, que me ha representado estar económicamente estable, pero, el precio más bonito que la vida me ha dado es el salario emocional que tengo cuando los chicos me recuerdan", comentó.

Ella busca ser un referente para sus estudiantes. Su mayor objetivo es que sientan que pueden contarle las distintas situaciones que pasen y reciban su apoyo. 

"Siempre estaba preguntando si estábamos bien, si había algún problema con algún profesor, siempre tuvo en cuenta nuestra versión de la historia y si era necesario nos defendía, siempre se tomó el tiempo y mostró disposición para uno sentirse seguro", recuerda Jorge Medina, exalumno de Dupy. 

Además, considera esencial enseñar desde su área de estudio, la lectura. Por tanto, con la nueva formas de vida de la actualidad busca incentivar en sus estudiantes el amor por leer y adquirir conocimiento a través de ello. 

"La lectura es un ejercicio enriquecedor, por donde se le mire. Así que, busco orientarlos mejor, porque ellos traen muchos aprendizajes y la sociedad les brinda muchas herramientas, entonces ahí está el trabajo real que uno realiza", explicó la docente.

Como estrategia pedagógica busca incentivar el trabajo en equipo, la colaboración y la concentración, para hacerle frente a los retos que tiene la docencia con las nuevas tecnologías. 

De este modo, en sus clases incentivaba la participación, a través de puntos acumulativos, para que estos fueran agregados a la nota más baja a final de semestre. En su metodología, los acuerdos eran la base de todo.

Otras de las actividades que realiza la docente son: la lectura en voz alta, lectura de poesía en grupo, competencias de conocimiento y distintos juegos que permitan aprender jugando. 

"También, hacemos reflexiones frente a la vida. Tenemos planes de lectura con unos libros específicos que nos permiten discutir sobre la sociedad de la época del libro y el ahora", manifestó.  

El camino del amor

Para Dupy, la docencia es su amor, aquello que le genera verdadera satisfacción. Desde muy pequeña evidenció el impacto que el oficio podría tener en las personas, a través de su madre, quien también fue maestra. 

Por cuestiones del destino terminó estudiando licenciatura a los 22 años. 

"Cuando decidí que quería ser docente, ya tenía mis dos hijos mayores porque me casé muy jovencita. Entonces, empecé a estudiar en la Universidad del Tolima con la buena fortuna de estar becada durante toda mi carrera", explicó.

Ella escogió su carrera por vocación, debido a que al ser adulta y entablar una gran relación con la lectura, se dio cuenta de que deseaba ser maestra de literatura o inglés. 

En el año 1995 llegó al Colegio Champagnat. Inició como docente de inglés y en el transcurso de los años pasó al área de lectura crítica después de realizar una especialización en lingüística.

"El colegio me ha aportado muchísimo porque desde que entré ha habido mucha formación y he logrado hacer lo que quiero: llegar a los jóvenes, acompañarlos, generarles buenos hábitos como te decía al principio, darle importancia y valor al ejercicio de leer", explicó.

Ella ha marcado la vida de centenas de estudiantes porque ha sido directora de grado de distintos cursos de undécimo desde el año 1996. Esto la ha incentivado a adaptar su enseñanza a los contextos y renovarse día a día. 

Dupy, la amante de la vida

Dupy es una mujer con tres hijos, el mayor es arquitecto, la segunda es magíster en negocios internacionales y su hijo menor estudió en Rusia, becado por su excelente desempeño en la Prueba Saber. 

Además, de la alegría que le dan sus hijos, ella es felizmente soltera y vive sola con sus dos gatas. 

"Este año ya termino mi labor, me pensiono y pues a continuar la vida haciendo otras cosas. Voy a viajar y a aprender unas cosas que dejé en el camino por vivir en función de mis hijos, porque empecé, pues muy chica, mi labor de mamá", comentó.

"Entonces, voy a aprender a tocar guitarra, quiero pintar y quiero hacer unas cuantas cosas que me apasionan y para las que voy a tener tiempo ahora mismo", agregó.

Después de irse de las aulas y empezar un nuevo camino con ella misma, lo único que le quedará serán los recuerdos de casi tres décadas formando personas y dejando una huella en ellas.  

"Tengo esa alegría de que mis estudiantes de hace más de 20 años todavía me recuerden, que me los encuentre en la calle y me den un abrazo y me digan cómo recuerdan mis historias y enseñanzas. Yo creo que eso es lo más bonito de esta profesión", finalizó.