Constructores de Ibagué harán la tercera fase del Acueducto Complementario y cruzarán la inversión con impuestos
Definitivamente el Acueducto Complementario es tal vez la obra de infraestructura más larga y costosa que han pagado los habitantes de Ibagué.
Casi 30 años en ejecución y miles de millones de pesos invertidos y, pareciera, que ningún alcalde quisiera terminarla para seguir disponiendo de más y más recursos económicos.
El exalcalde Guillermo Alfonso Jaramillo y su exgerente del Ibal Alberto Girón prometieron que en diciembre de 2019, antes de salir del gobierno, dejarían solucionado el problema. Has hicieron una vistosa inauguración con apertura de válvulas, pero resultó ser un falso positivo.
Después, la administración de Andrés Hurtado dijo que Jaramillo dejó la obra desfinanciada, que hacían falta cerca de $92.000 millones.
Recientemente, el Ibal adjudicó un contrato por $24.000 millones para culminar la tercera fase del Acueducto Complementario.
Estos dineros permitirían “traer ese primer litro por segundo de la fuente del río Cocora y traerlos hasta el Ibal (La Pola) y de allí devolverlos ya tratados a nuestros usuarios”, dijo el alcalde Hurtado el pasado mes de septiembre.
Y ahora, dos meses después, anunció que se necesitan otros $15.000 millones para traer el agua desde el sur de la ciudad hasta el tanque inconcluso ubicado en la zona industrial El Papayo. Estos recursos los obtendrán a través de la plusvalía que pagarán los constructores de la ciudad.
“Nuestro alcalde Andrés Hurtado ha dicho que vamos a culminar el Acueducto Complementario en esta Administración. Necesitábamos la voluntad de los desarrolladores y la herramienta financiación como es la plusvalía para financiar la culminación de la tercera fase. Lo haremos realidad”, manifestó Leandro Vera, secretario de Planeación Municipal.
El proyecto contempla construir una red de 7.3 kilómetros, que va desde el tanque del Sur, ubicado en el barrio Ricaurte, hasta el tanque que debe terminarse al lado de la sede de la Fiscalía General de la Nación.
La idea es que los constructores de Ibagué depositen los dineros en una fiducia y ellos mismos ejecuten la obra, bajo la supervisión técnica, jurídica y financiera de la Alcaldía y del Ibal, explicó Vera. Después, esa inversión privada se cruzará con el impuesto.
“Es un compromiso que tenemos con los habitantes de las comunas Nueve y 13 de la ciudad, que nunca han tenido la oportunidad de tener agua potable, y se beneficiarán con el proyecto. Por eso celebramos esta articulación y el ‘gana gana’ que logramos entre el sector público y privado”, concluyó.