Comunicación: la materia que nos quedaron debiendo en el colegio
Imagínese que usted pudiera comunicarse -no importa el lugar o el escenario- de forma clara, pero, sobre todo, efectiva.
Imagínese que entre lo que usted dijera, y lo que su interlocutor comprendiera, no existieran diferencias.
Imagínese que usted siempre tuviera claro antes de iniciar cualquier proceso de comunicación que, aunque el QUÉ es importante, lo que realmente marca la diferencia en un mensaje es el CÓMO.
Imagínese que cada vez que usted tuviera la necesidad de comunicar algo, supiera que primero hay que analizar muy bien a sus audiencias, y después de ese análisis sí, definir medio y mensaje.
Imagínese que usted tuviera presente que todos los mensajes que emite están precedidos por una emoción, y, por lo tanto, debe gestionar muy bien sus emociones a la hora de comunicarse.
Suena bastante bien, lo sé, pero desafortunadamente no es la realidad. Y no es la realidad porque la comunicación sigue estando subvalorada.
En Estados Unidos, por ejemplo, según un estudio publicado en TEDx, se pierden 240.000 millones de dólares al año por mala comunicación en las empresas.
En Latinoamérica, según un estudio del experto en comunicación estratégica Jorge Aguilera, realizado en 210 empresa de 8 países, el 80 por ciento de los problemas de una empresa son de comunicación.
Y es que seguimos pensando que hablar es comunicarse, o que enviar un correo es comunicarse, yo creo más bien, que cualquiera pueda hablar o cualquiera puede enviar un correo, pero no cualquiera puede comunicarse. Ese es el reto.
Y no es que comunicarse sea una misión imposible, pero mientras no lo asumamos de manera estratégica y la desarrollemos de forma inconsciente, seguiremos cometiendo muchos errores, errores que al final nos alejan de nuestras metas.
Hoy, cuando está comprobado que las empresas, los negocios, y casi todo en la vida, se mueven solo con buena comunicación, pienso, a mis 40 años, que hubiera sido muy chévere que en el colegio nos hubieran enseñado sobre el poder de la comunicación. ¿Se imaginan qué hubiera pasado con nosotros hoy si a los 10 u 11 años hubieran sembrado esa semilla? No voy a decir que no cometeríamos errores de comunicación en la actualidad, pero sin lugar a dudas, sí sería diferente, porque según los expertos, lo que vivimos de niños determina en buena parte nuestra adultez.
Y es que imagínese que la clase español que recibimos en el colegio hace algunos años, no solo hubiera estado llena de palabras agudas, graves o esdrújulas, o de lecciones de gramática y sintaxis, sino de retos sobre cómo lograr que mi compañero comprendiera muy bien lo que yo quería decirle. ¿Ah?
Y que cuando hubiéramos llegado al tema de comunicación, no nos lo hubieran resumido solo en: emisor, receptor y mensaje.
Ojo. No quiero decir que lo anterior no fuera importante. Era necesario. Tampoco quiero decir que cuando en el colegio nos dijeron que en la comunicación había un emisor, un receptor o un mensaje, nos mintieron, no, así es.
A lo que me refiero es que la comunicación es muchísimo más que eso. Y si nos hubieran enseñado a mirarla diferente desde esa época del colegio, es decir, a mirarla no como un fin, sino como un medio para cumplir objetivos y metas, quizás hoy existieran más gerentes, más líderes, más profesionales de todas las áreas con mejores habilidades comunicativas, capaces de comunicar sus ideas con claridad y pasión, y, por lo tanto, con más metas alcanzadas.
En el colegio nos enseñaron español, pero no nos enseñaron a comunicarnos, o por lo menos, no de la manera que necesitábamos para responder en escenarios laborales, académicos o sociales.
Aunque es válido que enseñen: qué es emisor, receptor, y mensaje, es igual de valioso que nos hubieran enseñando lo difícil que es ponerse en común con las audiencias con las que interactuamos, dado que uno puede saber lo que dice, pero nunca lo que la otra persona compendió.
¿Qué hubiera pasado si nos enseñan a comunicarnos en el colegio? Posiblemente, hubiéramos crecido siendo conscientes de que una buena idea, no es suficiente, sino se comunica bien. Que no se puede liderar bien, comunicando mal. Que, si queremos trabajar en equipo con nuestros compañeros de trabajo o estudio, debemos comunicarnos bien. Que, para tener una excelente entrevista laboral o una buena marca personal, necesitamos comunicar bien. Que para motivar e inspirar a las personas que nos rodean, necesitamos comunicarnos bien. Que, para cerrar negocios, debemos comunicarnos bien. Que, para dar malas noticias, debemos tener empatía y buenas habilidades comunicativas, que nos permita comunicar bien el mensaje. En fin, son tantas cosas. La lista es larga.
Sigo. Podríamos comprender que la mayoría de situaciones de la vida, son como un juego de palabras: gana quien mejor las use. ¿Qué digo? ¿Qué no digo? ¿Cuándo lo digo? ¿Cómo lo digo? Y lo más importante y retador: escuchar lo que el receptor no dice.
Soy PROM 1997. Y sé que muchos colegios han reconfigurado sus currículos con avances muy interesantes, pero considero que sigue faltando en términos de coherencia. Es decir, que lo que se comparte en términos de comunicación adentro (aula), sea coherente con lo que se necesita afuera (Mundo exterior).
Nunca es tarde para hacerlo colegios. La forma en la que nos comunicamos, nos acerca o nos aleja de nuestras metas. Ese mensaje lo deberíamos tener claro desde el colegio. Seguro que cumpliríamos nuestras metas más rápido, y mejor.