Mantener informado es una necesidad inaplazable del ser humano. Hoy, cuando una pandemia mundial -que deja 275.000 contagiados en 172 países y 11.000 muertos- nos multiplica esa necesidad, y, más que nunca, queremos estar enterados con las noticias del virus que tienen en el vilo al mundo, vale la pena reflexionar sobre otro virus, no tan grave como el COVID-19, pero que sin duda, hace mucho daño, y es la desinformación.
Nadie puede negar los beneficios de internet y las redes sociales. Eliminaron barreras de tiempo y distancia y, mejoraron la calidad de vida de muchas personas y la productividad de las empresas. Sencillo. Lo que antes requería muchas acciones para llevarse a cabo, ahora está a tan solo un click de distancia.
En medio de este panorama, la forma de informarnos cambió. Antes teníamos acceso a tres medios tradicionales: radio, prensa o televisión. Cada medio de comunicación tenía un diferencial que lo hacía único: la radio: inmediatez, la televisión: imagen y la prensa: profundidad. Ahora, internet y las redes sociales nos ofrecen todo en combo sin salir de casa y a una velocidad increíble. Recibimos y enviamos información en cuestión de segundos.
En medio de la situación de salud pública que se vive en el mundo, las noticias falsas se desbordaron. La Revista Semana publicó algunas de las informaciones falsas más frecuentes que han circulado en redes sociales en torno a la prevención del coronavirus. Consumir agua caliente, comer ajo, tomar agua cada 15 minutos, evitar el helado, y tener vacunas contra la neumonía, son algunos de las recomendaciones falsas que han circulado, que fueron desmentidas por fuentes autorizadas y registradas por Semana.
La pregunta inevitable es ¿qué tan responsable soy con la información que llega a mis manos?¿La comparto a ojo cerrado, sin verificar si es verdad y sin validar la fuente de donde proviene?
Si usted hace parte del grupo de personas que hace eso, puede estar generando -quizás sin intensión, sino por la ligereza del momento- pánico, incertidumbre y estrés en muchas personas.
Una notica falsa nos puede distraer de lo importante, y hacer que nos concentremos en lo que nos es importante y perder así tiempo valioso. Tenga en cuenta que las noticas falsas corren más rápido que la misma epidemia.
¿Cuál es la recomendación? Haga de cuenta que usted es el jefe de redacción o editor de un medio, y en sus manos está decidir qué publica y qué no publica. Compartir en la actualidad algo en redes o WhatsApp con sus contactos sin verificar la veracidad, es lo mismo en términos de alcance y responsabilidad, como si lo sacara en la portada de un periódico o abriera un noticiero de radio o TV con esa información.
Lo triste del caso es que muchas de las noticias falsas que circulan en redes sociales son creadas a propósito y de forma irresponsable por mal llamados “medios de comunicación” para ganar ‘Me gustas’. Algunos lo definen como la prostitución del like.
Por eso es muy importante que ante esta emergencia consulte medios de comunicación reconocidos y fuentes oficiales como el Ministerio de Salud y Protección Social o la Organización Mundial de la Salud.
Facebook, Google y Twitter crearon recientemente una alianza contra la falsa información sobre el coronavirus, que ojalá dé los resultados esperados.
Lo preocupantes es que las noticias falsas en ocasiones tienen más alcance que las verdaderas. Según un estudio sobre Fake News (Noticias Falsa) realizado en España -mucho antes de que el coronavirus apareciera en el país ibérico- en el 2022 se consumirán más noticias falsas que reales ¿Se imaginan?
Incluso hay noticias falsas que las tomamos como verdaderas y verdaderas que las tomamos como falsas, precisamente por la saturación de información que causa confusión.
Gran parte del día los seres humanos nos la pasamos haciéndonos preguntas a nosotros mismos. Expertos asegura que de las 16 horas aproximadas que el hombre está en movimiento en el día, 10 se las pasa haciéndose preguntas mentalmente. Es decir, cada acción es el resultado de una pregunta que nos hicimos.
La invitación es que cuando reciba la información piense en que hay muchas posibilidades de que sea verdadera, pero también, de que sea falsa, y ante la duda absténgase de compartir. No suponga, verifique. Cuando uno supone, supone mal. Es decir, hágase las preguntas correctas.
Este virus se supera con solidaridad, y una forma de ser solidarios es pensar en la tranquilidad del otro, si no está seguro de la veracidad del mensaje, no lo comparta.
Aristóteles tenía una teoría sobre el rumor que hablaba de la verdad, la bondad y la utilidad. Antes de compartir información, pregúntese ¿es cierta, es buena y es útil?
Aunque estamos en marzo, pongamos en práctica -antes de compartir información- la oración que le rezamos al niño Dios en diciembre, donde hablamos de la prudencia que hace verdaderos sabios.
Prudencia, solidaridad y consciencia, tres acciones que nos ayudarán mucho en este difícil momento.