Mayo es -sin dudarlo- uno de los meses más bonitos del año, y es así porque en Colombia es el mes en que se celebra la existencia de dos seres humanos maravillosos, que hacen del mundo un lugar bueno: las mamás y los profesores.
El día de la madre es la oportunidad que tenemos de simbólicamente festejar a la dadora de vida, a quien todo lo da y todo lo puede. La celebración no es propia de nuestro país, la historia reseña que es un ritual incorporado desde la cultura Egipcia y que se propagó en el mundo de modos muy diversos, aunque conservó en esencia festejar la vida misma y la gratitud con las mamás.
En Colombia, mediante la Ley 28 de 1925, se creó la fiesta nacional de la Madre, que es celebrada el segundo domingo de mayo. Desde entonces, la tradición se mantiene y de cierta manera, apalanca el desarrollo económico del país, con la venta de todo tipo de artículos para las mamás.
Las mamás suelen amar y ejemplificar su amor de muchas maneras, tienen el don de tener todos los lenguajes del amor incorporados y trascender con ellos en la vida de sus hijos. Pero quizá una de las actividades que las sociedades suelen ignorar de estos especiales seres, es que son las primeras en formar nuestro carácter, y al hacerlo en el fondo buscan que actuemos éticamente en la sociedad. Muchas nos quejamos de lo difícil que resulta en estos tiempos educar con carácter a nuestros hijos, en una sociedad permeada de acciones malas.
Las predisposiciones para actuar de una manera u otra vienen dadas en primer orden, por las orientaciones que recibimos de nuestra madre. Un ser ético es siempre el reflejo de los esfuerzos de su madre, pues sin lugar a dudas todos aprendemos por imitación y lo que recibimos en el hogar es el reflejo de lo que como sociedad hacemos en nuestro relacionamiento cotidiano.
El camino de las predisposiciones correctas no es para nada sencillo, enseñar a los que amamos a hacer lo correcto en estos tiempos, es casi una invitación suicida. Pero imagina si no lo hacemos, imagina que dejáramos a nuestros hijos pensando solo por ellos y para ellos, qué es lo bueno y lo malo.
La ética es algo que se construye en el diálogo, por eso cada vez que socialmente las personas critican masivamente situaciones en las que advierten actos de corrupción, es porque es cierto, es porque existen, hay algo en lo común que nos cuestiona, nos confronta y lo que a varios no nos gusta, constituye una acción antiética.
Sin embargo, las mamás no tenemos esta responsabilidad de modo exclusivo, por ello, los y las ‘profes’ son tan importantes en el proceso, deben creer que es importante educar éticamente, si no desarrollamos esa labor de convencimiento en la escuela, entonces ningún contenido que se imparta tendrá valor o servirá, ya que, como dice la canción, “por qué de nada sirve el doctor si es el ejemplo malo del pueblo”
La tarea coordinada de madres y educadores es sumamente importante para tejer una sociedad que no se parezca en nada a la de este momento. Estamos llamados a ser coherentes, una relación directa entre lo que pensamos, sentimos y hacemos, si sabemos que una acción es mala, hay que interiorizarse de ese modo y actuar en consecuencia, porque una vez actuamos somos el ejemplo para nuestros hijos y estudiantes.
Todos conservamos un recuerdo grato y ejemplar de al menos un profesor en nuestra historia, y, generalmente, les recordamos por verles tomar decisiones correctas.
Hoy nuestra ciudad y nuestro país pide a gritos un cambio, ese no puede estar en nada diferente que en el amor y la educación para nuestros hijos y futuras generaciones. Entender que enseñar a amar, equivale a reconocer la importancia de formar el carácter en los nuestros y que no solo se ama de modo individual, sino que el amor por la sociedad, por el colectivo, por la ciudad y el país existe y se refleja en el ejemplo que damos.
Gracias a todas las mamás, los profesores y las profesoras que nos forman el carácter, gracias por existir y solo gratitud por poderles celebrar en este mes. vb