Por el año 1980, se estrenó una graciosa comedia americana, que se denominó en español: ¿Y dónde está el piloto? la cual recreo un vuelo comercial en el que se intoxicaron gran parte de los pasajeros y dos pilotos. Por razones obvias, se generó una gran confusión y reinó además el caos, dada la muerte de varios pasajeros.
En medio del pánico y el descontrol, los pasajeros se preguntaban donde podría estar el piloto, puesto que la aeronave volaba sin rumbo y con movimientos descontrolados.
La inestabilidad de la administración Petro, me hizo recordar la comedia referida, pues ante el evidente desgobierno, me he venido preguntando: ¿y dónde está el piloto?
Bien viene el símil del avión sin rumbo, ante un gobierno sin brújula y frente a un país sin norte, donde el avión es Colombia y los motores están afectados por la turbulencia que causa el caos, la confusión, la incertidumbre y la desesperanza, originadas en una cascada de reformas sin análisis serios; de posturas egocéntricas y dogmáticas; de excesivas cargas tributarias; de funcionarios mediocres e incompetentes que practican el fanatismo petrista como única doctrina; del derroche desmedido en gastos de funcionamiento y de la precaria ejecución presupuestal en materia de inversión social.
Pues bien, en medio de los desaciertos y torpezas, el presidente Petro en su fanática ceguera decide culpar a los demás, seguramente para tranquilizar su conciencia. Así lo hizo con altos funcionarios por él mismo designados; o con los gobernadores y alcaldes, pese a que llevan menos de un mes en sus cargos.
Evidenciando una fuerte inestabilidad gubernamental, el presidente Petro en un año y cinco meses ha cambiado de manera desaforada los titulares de varios Ministerios como han sido: Interior con Alfonso Prada; Hacienda y Crédito Público con José Antonio Ocampo; Minas y Energía con Irene Vélez; Salud con Carolina Corcho; Cultura con Patricia Ariza; Agricultura con Cecilia López; Tics con Sandra Urrutia; Ciencia, Tecnología e Innovación con Arturo Luis Luna; Transporte con Guillermo Reyes; y Educación con Alejandro Gaviria por manifestar sus reservas y desacuerdo con la nefasta reforma a la salud.
Lo propio ocurrió con el director del Departamento Administrativo de la Presidencia, DAPRE, Mauricio Lizcano; con la directora del ICBF, Concha Baracaldo; con el director de la Unidad Nacional de Gestión de Riesgo y Desastres, Juan Pava Sánchez; con la directora del Departamento de Prosperidad Social, Cielo Rusinque y con la superintendente de Industria y Comercio, María del Socorro Pimienta Corbacho, quien fue declarada insubsistente.
También salieron del Gobierno la jefe de Gabinete Laura Sarabia, el embajador de Colombia en Venezuela Armando Benedetti, y la ministra del Deporte María Isabel Urrutia en medio de escándalos de corrupción. A la lista de los anteriores dignatarios se suman varios viceministros y funcionarios del nivel directivo.
Desde luego que de ser cierto que los funcionarios salientes no fueron lo suficientemente eficientes, no es menos cierto que entonces estuvieron mal seleccionados. Al respecto podríamos endilgarle al presidente Petro, la culpa del famoso precepto “In eligendo” que es la falta que se comete por no hacer una elección cuidadosa; como también la “in vigilando” que es la falta que se comete por no ejercer el debido control y seguimiento.
En fin, el presidente Petro y su partido Pacto Histórico, que trata de reagrupar de cara al 2026 en una franca y descarada participación en política, se prepararon y preparan para ganar pero no para gobernar.
¿Quién gobierna algo en medio de esta exagerada inestabilidad de funcionarios? es por eso que los colombianos aterrorizados preguntamos: ¿y dónde está el piloto?
Presidente Petro, póngase serio; o elige bien a sus funcionarios y les da continuidad ejerciendo como piloto del avión tricolor; o le entrega ese poder a la dama del “helicóptero”; la misma que nos dice: “de malas” y “pueden llorar”.