Problemas psicológicos se deben vigilar desde la infancia
Por dificultades en el entorno académico como: lentitud para hacer las tareas, no seguir instrucciones, desafiar a la autoridad, mostrar inquietud motora y no seguir órdenes, son los mayores motivos por los cuales los padres consultan al psicólogo sobre las conductas de sus hijos.
“Estas dificultades se presentan porque el hogar se convierte en un entorno seguro donde todos nos acostumbramos a ciertos comportamientos, pero resulta que en el entorno académico empiezan otros niveles de exigencia, nuevas demandas, y es donde los niños y adolescentes chocan un poco y empiezan a manifestar dichos síntomas”.
Así lo advierte Ángela María Polanco, magíster en Neurociencias de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) con profundización en Neuropsicología y Salud Mental.
“El abordaje con los niños debe ser diferente al de los adultos: debe ser más minucioso para identificar la causa de los síntomas, pues ellos son emoción viva, su cerebro se encuentra en desarrollo y su proceso de maduración varía según su edad”.
“Por ejemplo, un niño puede ser muy bueno en su parte de aprendizaje, pero emocionalmente no sabe cómo relacionarse, y aunque como sociedad no se percibe como un problema, con el paso de los años el niño se convertirá en un joven con dificultades para desarrollarse en su entorno laboral, y será emocionalmente inseguro”, explica la magíster.
Síntomas silenciosos
No solo se debe hacer la lectura de los síntomas que presenta el niño, sino también de su ambiente, como la familia y el colegio; los cambios significativos que se haya tenido en su vida, como la pérdida de un ser querido, la separación de los padres, un cambio de colegio y las metodologías de lectura, entre otros.
No se debe olvidar la corresponsabilidad de los distintos actores que rodean al niño: colegio, padres, familiares y terceros. Venimos de una dinámica en que nos hacemos responsables de algo o de alguien, pero cuando hay una dificultad nos botamos la pelota, y esto sucede cuando no hay buena comunicación entre quienes intervienen en el proceso. Por lo tanto, se debe trabajar en equipo por el bien y la evolución del niño.
También existen otros signos –como mantener con sueño, aislarse, borrar con frecuencia lo que están haciendo, tener malos hábitos de aseo y manifestar temor a la autoridad– de los cuales debemos estar pendientes.
Los problemas de lectura y escritura y la irritabilidad, aunque no están relacionados con la funcionalidad, se deben tener en cuenta para el desarrollo integral del niño.
Aunque aparentemente existen síntomas que no alteran el aprendizaje, el comportamiento ni la adaptación, sí afectan al niño o al adolescente.
Las alteraciones que se presentan en el niño se pueden dar por procesos madurativos a nivel del sistema nervioso central, afectivos y socioculturales. Algunas veces ciertas creencias hacen que los niños tengan dificultades y no evolucionen.
Qué hacer como padres
La principal señal para determinar cómo está la relación entre padres e hijos es evaluar el vínculo que se tiene con ellos: “si lloro y siento que sufro es porque no estoy disfrutando de la vida con él, entonces debo buscar ayuda profesional para ser intervenidos como familia y así fortalecer nuestros vínculos”, advierte la investigadora.
Y asegura que es importante acudir a un especialista para empezar a realizar una prevención del desarrollo del trastorno con el fin de que se pueda hacer una detección oportuna y, posteriormente, hacer un diagnóstico y una intervención.
Para el niño es de vital importancia contar con el apoyo de los padres, la institución y las personas que le rodean.