
Mutaciones en la sangre podrían proteger del Alzheimer
Un grupo de investigadores explora cómo alteraciones genéticas en células madre hematopoyéticas podrían reducir el riesgo de esta enfermedad neurodegenerativa.

Escrito por: Natalia Reyes
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Mutaciones genéticas adquiridas en las células madre de la sangre —presentes en cerca del 10% de los mayores de 70 años— podrían explicar por qué algunas personas desarrollan mecanismos de protección frente al Alzheimer, una enfermedad progresiva que deteriora las funciones cognitivas y es una de las principales causas de dependencia y discapacidad en adultos mayores.
Durante años se creyó que estas mutaciones, conocidas como hematopoyesis clonal de potencial indeterminado (CHIP, por sus siglas en inglés), estaban relacionadas únicamente con cánceres hematológicos, como la leucemia mieloide aguda o el síndrome mielodisplásico, y con enfermedades crónicas como la ateroesclerosis o los trastornos coronarios. Sin embargo, una nueva hipótesis sugiere que también podrían tener un efecto protector sobre el cerebro.
Esta teoría fue planteada inicialmente por investigadores de la Universidad de Stanford, en Estados Unidos, y retomada en un artículo publicado por la revista Nature Portfolio: Dementia, con participación del estudiante colombiano Juan López de Mesa Aragón, de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL), como primer autor.
CHIP es un fenómeno en el que las células madre hematopoyéticas de la médula ósea sufren mutaciones somáticas —adquiridas con el tiempo— que las hacen proliferar más que otras células, alterando su proporción en la sangre.
Según el médico Óscar Andrés Franco Tavera, patólogo del Hospital Universitario Nacional y candidato a doctor en Oncología de la UNAL, “se ha observado que aunque el riesgo de desarrollar cáncer en pacientes con CHIP es bajo al inicio —alrededor del 1% por año—, este se acumula con el tiempo. Por ejemplo, si una persona presenta la mutación a los 60 años, a los 80 podría tener hasta un 20% de riesgo de desarrollar un cáncer hematológico”.
“Esta condición puede comenzar incluso desde el nacimiento, pero se vuelve más frecuente con la edad. A partir de los 70 años el 10% de las personas sanas tienen por lo menos una de estas mutaciones somáticas cuando se hacen estudios de secuenciación en la sangre, y obviamente sin manifestar síntomas clínicos”, explicó.
Inspirados en el estudio de Stanford —que analizó a más de 5.700 personas y concluyó que quienes presentaban CHIP tenían un 36% menos de riesgo de desarrollar Alzheimer—, los estudiantes Juan López de Mesa, Salomón Salazar y Cristina Silva, de la Universidad Javeriana, proponen un modelo de tamizaje que relacione hematopoyesis clonal y neurodegeneración.
Además, plantean que estas células mutadas podrían migrar desde la sangre hasta el cerebro y transformarse en células similares a la microglía, encargadas de defender el sistema nervioso.
“Esto sugiere una participación activa de estos clones en la respuesta frente a procesos neurodegenerativos”, explicó López de Mesa, integrante del Semillero de Hematopoyesis Clonal.
Aunque la mayoría de estudios sobre CHIP se han realizado en poblaciones europeas, investigadores de la UNAL lideran un estudio pionero en Colombia con 100 mujeres mayores de 65 años, atendidas en el servicio de Geriatría del Hospital Universitario Nacional. El objetivo es evaluar la prevalencia de la hematopoyesis clonal y su posible vínculo con el deterioro cognitivo.
Desde el Laboratorio de Citogenética del Instituto de Genética, el equipo científico ha combinado pruebas moleculares de bajo costo, como la técnica Humara, con métodos avanzados de secuenciación. La investigación está liderada por la profesora Natalia Olaya Morales, doctora en Biología del Cáncer, docente de la Facultad de Medicina de la UNAL y directora del semillero.
“La ciencia suele preguntarse por qué enfermamos, pero también es necesario entender por qué algunas personas no lo hacen, incluso en edades avanzadas”, comentó Olaya.
La investigación avanza en dos fases. En la primera se aplica la prueba Humara para detectar la posible proliferación clonal a través del predominio de una copia del cromosoma X. En la segunda, se usan técnicas de secuenciación para identificar mutaciones específicas.
Sin embargo, los investigadores encontraron un obstáculo inesperado: muchas participantes tienen versiones muy similares de los alelos en sus cromosomas X, lo que dificulta la efectividad de la prueba Humara.
“Esto obedecería a la ancestralidad genética colombiana, una mezcla compleja de linajes indígenas, europeos y africanos que incide en este tipo de análisis”, señaló Olaya.
Los hallazgos fueron compartidos en eventos científicos como el 44° Congreso Nacional de Patología (2024), el XVIII Congreso Colombiano y XII Congreso Internacional de Genética Humana (2025), y próximamente en el SOHO Annual Meeting 2025, que se realizará en septiembre en Houston (EE. UU.).