
Fiebre amarilla: una amenaza letal que puede dejar secuelas graves
La fiebre amarilla es una enfermedad viral que puede causar daños graves en órganos vitales y, en muchos casos, la muerte.

Escrito por: Natalia Reyes
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Ante el avance de la fiebre amarilla en el Tolima, José Rafael Almarales, médico intensivista y asesor de la Secretaría de Salud Departamental, advirtió sobre las secuelas graves que puede dejar esta patología en quienes logran sobrevivir a su fase más crítica.
En entrevista con EL OLFATO, el especialista explicó que esta enfermedad viral no solo puede tener un curso leve, sino también formas severas con una alta tasa de mortalidad.
“La fiebre amarilla es una enfermedad viral que tiene un curso clínico variable. Desde una enfermedad leve hasta una forma muy grave, lo principal es que esta forma grave tiene una altísima mortalidad, principalmente por sus complicaciones a nivel hepático”, expresó.
De acuerdo con Almarales, las secuelas afectan diversos órganos y sistemas del cuerpo. Entre ellas se cuentan las secuelas en el hígado, las coagulopatías, que son alteraciones de la coagulación sanguínea, y daños en el sistema cardiovascular, como arritmias, miocarditis y fallas del corazón.
“Están las secuelas hepáticas, como las hepatitis por recaídas que se pueden presentar dentro de los 46 a 60 días posterior a presentar la enfermedad, las coagulopatías posteriores a haber cruzado el proceso infeccioso, donde se presentan alteraciones en la coagulación y que pueden llevar a alteraciones de sangrado masivo que comprometen incluso la vida de los pacientes posterior a haber salido a la enfermedad”, manifestó.
Y agregó: “Lo más importante es tener en cuenta que las secuelas pueden ser graves y tener complicaciones muy importantes con la parte sanguínea, secuelas neurológicas como es las encefalopatías, pueden presentar convulsiones durante su etapa en cuidado intensivo o en infecciones moderadas. Estas complicaciones pueden requerir posteriormente manejo anticonvulsivante precisamente por el servicio de neurología y pueden quedar algunas secuelas como daños neurológicos de acuerdo a la discapacidad y a la severidad del cuadro clínico ”.
Asimismo, señaló que los pacientes que estuvieron hospitalizados en Unidades de Cuidados Intensivos (UCI) requieren un proceso de rehabilitación prolongado, que puede tardar entre uno y dos años, dependiendo de la gravedad del caso.
“Es importante realizar un seguimiento extendido de los pacientes que sobreviven luego del cuidado intensivo y aquellos que presentan una enfermedad leve o moderada, donde se deben hacer unas valoraciones posteriores, tanto en la parte de profesionales en infectología como especialistas en medicina interna e incluso hepatólogos cuando quedan secuelas hepáticas severas”, puntualizó.
Almarales también destacó que las personas mayores, o quienes tienen enfermedades de base, presentan una mayor probabilidad de desarrollar secuelas graves, mientras que los casos en niños son poco frecuentes y, en general, menos severos.
“Las secuelas se presenta en los pacientes que ingresan a terapia intensiva. Por supuesto, la edad y que tenga comorbilidades, y que su recuperación sea incluso más lenta. En algunos casos, estas comorbilidades afectan la evolución clínica del paciente y hacen que la mortalidad sea tan alta. Sin embargo, en las personas entre la tercera, cuarta década de la vida y, sobre todo, los que pasan de la quinta, sexta, que tienen comorbilidades, la mortalidad es muy alta y las secuelas mucho mayores”, dijo.
Sobre el pronóstico de quienes presentan secuelas, afirmó que “muy seguramente cuando se alteran los órganos de manera aguda y queda esta alteración, son crónicas, pero con manejo médico se pueden lograr estabilizar y, en algunos casos, revertir”.
Finalmente, el experto insistió en que la única medida efectiva para evitar el contagio es la vacunación, y advirtió que el virus tiene una letalidad cercana al 50% en el país.
“La vacunación es la única forma de evitar que te contagies. Si no nos vacunamos, muy seguramente vamos a estar expuestos a que en cualquier momento cualquiera de estos mosquitos que transmite este virus nos pique. El problema es que tiene una mortalidad altísima, es decir, de cada dos pacientes uno fallece. Vacunémonos, tomemos conciencia, estamos a tiempo, es la única forma de prevenir y controlar esta enfermedad. Todavía se pueden evitar muertes”, concluyó.