Falta de medicamentos afectaría quimioterapia en cáncer de mama
En términos de supervivencia global, la efectividad de este tratamiento está directamente relacionada con la oportunidad en la administración del medicamento.
“Al aplicar quimioterapia al paciente, el número de células tumorales disminuye en una fracción constante en cada ciclo; sin embargo, entre cada ciclo se da un periodo de descanso para permitir que el paciente se recupere de efectos secundarios y de la toxicidad. Pero si por una situación como el desabastecimiento del medicamento el tiempo de espera es más largo de lo necesario, al final, con el mismo número de ciclos, el paciente terminará con un número más alto de células tumorales respecto a un paciente que recibió su tratamiento a tiempo”.
Como en Colombia el cáncer de mama es la primera causa de mortalidad en mujeres –según el INS, 2.088.849 a septiembre de 2018–, Angélica González, magíster en Ciencias - Farmacología de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL), investigó el impacto que genera el desabastecimiento de medicamentos en términos clínicos y económicos para tratar a estas pacientes.
Gracias a su trabajo en Audifarma SA –un gestor farmacéutico que suministra medicamentos a diferentes EPS del país–, la investigadora pudo acceder a datos para desarrollar su investigación.
Del grupo de medicamentos para tratar el cáncer de mama, los taxanos –como el placlitaxel de 100 mg– fueron los que presentaron mayor desabastecimiento entre 2016 y 2017.
“Cuando nos enfrentamos a esta situación se deben sugerir alternativas a todos los clientes, pues en algunos casos los medicamentos de alto riesgo que presentan desabastecimiento pueden ser vitales para un paciente”, advierte la investigadora.
La falta de abastecimiento puede obedecer a muchos causas, como por ejemplo que el laboratorio tenga dificultades para adquirir las materias primas, o por asuntos reglamentarios entre muchas otras perturbaciones dentro de la cadena de suministro.
También se ha descrito que el desabastecimiento se puede dar como consecuencia de decisiones comerciales, pues algunos medicamentos dejan de ser rentables para los laboratorios, por lo que a pesar de tener un alto valor terapéutico salen del mercado.
En la tesis se realizó un modelo fármaco-económico en el cual se simularon los posibles escenarios que se dan en la vida real frente al desabastecimiento.
Una alternativa es usar el mismo principio activo en presentaciones con baja participación de ventas en el mercado, es decir que ante la ausencia de placlitaxel 100 mg, por ejemplo, se use el de 30 mg.
Este análisis se hizo con datos de Sistema de Información de Precios de Medicamentos (Sismed), estrategia en salud pública que forma parte del Ministerio de Salud y Protección Social. El costeo se realizó con el periodo real del desabastecimiento de paclitaxel, entre julio y septiembre de 2017, y se encontró que el precio máximo por miligramo tuvo un aumento en ese periodo, lo cual se explicaría por la dinámica de oferta vs. demanda.
“El segundo escenario planteado es que, debido a que el medicamento no estaba disponible, al paciente se le retrase la aplicación de la quimioterapia hasta que haya disponibilidad; el tiempo estimado de desabastecimiento fue de 30 días, pues fue el promedio de de falta de los taxanos, según la base de datos suministrada por el gestor farmacéutico”, precisa la investigadora González.
La intensidad de dosis relativa (IDR), un concepto muy estudiado, ha demostrado en quimioterapia adyuvante para pacientes de cáncer de mama que cuando esa intensidad de dosis relativa es mayor al 85 % se considera como un factor predictivo positivo para el paciente en supervivencia global y libre de progresión. Pero si es menor al 65 % es equivalente a no recibirla.
Ese escenario fue equivalente a una omisión de dosis: “al calcular la IDR en el tiempo evaluado de desabastecimiento (un mes) fue igual a 64 %, es decir, como si al paciente no se le hubiera administrado quimioterapia, lo que equivaldría a una mayor probabilidad de progresión de la enfermedad; esto, a su vez, se traduciría en un esfuerzo adicional que debe generar el sistema de salud en términos económicos”, subraya la investigadora.
Y el tercer escenario, en el que el taxano suministrado no fue paclitaxel si no docetaxel, se evaluó como reacción adversa la probabilidad de presentar neutropenia febril, la cual es mayor con docetaxel. En este caso se supuso que la paciente fue tratada con hospitalización y factor estimulante de colonia de granulocitos (G-CSF), un medicamento de alto costo.
“Al exponer al paciente a un medicamento con un perfil de seguridad diferente no solo se expone a una mayor probabilidad de generar esta reacción adversa, sino que el tratamiento genera un sobrecosto para el sistema de salud”, concluye la autora del estudio.