Estudio revela que el dolor en recién nacidos hospitalizados dejaría secuelas
Alrededor del 80 % de los recién nacidos que son sometidos a un promedio de 15 procedimientos dolorosos diarios, no reciben ningún tratamiento para el dolor, lo que puede traerles secuelas a corto y a largo plazo.
A corto plazo, se percibe alteración del sueño, dificultades con la alimentación y cambios en la tensión arterial, y a largo plazo pueden presentar sensibilidad aumentada al dolor y una respuesta hormonal exagerada al estrés.
Estas consecuencias, producidas por la exposición al dolor por procedimientos médicos durante estancias hospitalarias prolongadas, también pueden acarrear, durante el proceso de crecimiento, problemas de comportamiento y aprendizaje, déficit de atención, trastornos psicosociales, alteraciones motoras, dificultades de adaptación, síndromes de dolor crónico y somatización.
De ahí la importancia de educar a médicos y enfermeros en el manejo del dolor, advierten las médicas Cyndy Margarita Atencia Herrera y Claudia Patricia Devia Neira, especialistas en Perinatología y Neonatología de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL), quienes advierten que los recién nacidos, en especial los prematuros, no solo son capaces de sentir dolor, sino que además son más sensibles que los niños y adultos.
Las investigadoras analizaron cómo se maneja el dolor en esta población tan susceptible, con el fin de diseñar una intervención educativa al personal de salud asistencial, ya que según cifras de estudios realizados en países como Corea, China, Estados Unidos, India y Brasil, entre otros, solo el 50 % de los profesionales de la salud han reportado manejar el dolor en recién nacidos.
Las unidades de recién nacidos del Hospital Universitario San Ignacio, la Fundación Hospital de la Misericordia y el Instituto Materno Infantil Concepción Villaveces de Santos, en Bogotá, fueron la fuente principal de este análisis, para el cual se revisaron 75 historias clínicas y se aplicaron dos estrategias de intervención educativa: una grupal y una individual, a través de una encuesta electrónica a 70 personas que trabajan con recién nacidos hospitalizados, con el fin de orientarlos en los procedimientos que se pueden realizar para mitigar el dolor de las intervenciones, la importancia de los protocolos escritos y claros y el conocimiento de las medidas farmacológicas y no farmacológicas.
Dosis y procedimientos
“Las farmacológicas se basan en el suministro de dosis adecuadas –por kilo de peso– de fármacos por vía oral, intravenosa o tópica. Entre las no farmacológicas se resaltan procedimientos como evitar el ruido, disminuir la luminosidad, respetar los ciclos de sueño, poner música, practicar masajes, suministrar lactancia y aplicar la técnica canguro”, señalan las investigadoras.
La intervención educativa mostró cambios sustanciales, ya que, por ejemplo, se elevó notablemente la adherencia en el registro del dolor en las historias clínicas, al pasar de un 1,3 % antes de la intervención a 54,4 % después de la intervención. Además los procedimientos terapéuticos incrementaron en 34 % después de la intervención, lo cual es significativo.
También observaron que la posición canguro y la lactancia no forman parte de las estrategias rutinarias para prevenir el dolor en recién nacidos que van a ser sometidos a procedimientos hospitalarios dolorosos como venopunciones, aspiraciones, punciones de talón, inserción de sondas, ecografías, valoraciones de oftalmología y ecocardiogramas.
Sin embargo, las investigadoras recomiendan que estas medidas sean impulsadas en las unidades de recién nacidos de los tres centros hospitalarios analizados, pues tienen amplios efectos benéficos para la salud, son económicos y de fáciles de implementar.
En relación con el estudio, las investigadoras resaltan que “se propone que, con base en los resultados, cada unidad hospitalaria que analizamos pueda elaborar un modelo de manejo del dolor enmarcado en protocolos internacionales diseñados para este fin”.
En tal sentido, advierten que es necesario educar y capacitar a médicos y enfermeros que no manejan el dolor en esta población por múltiples causas, entre las cuales se encuentran: subestimar la sensación dolorosa del recién nacido y desconocer los mecanismos para su evaluación o la limitación del manejo a procedimientos de máximo dolor.
*Con información de Unimedios.