Ansiedad: un trastorno que va más allá del estrés cotidiano

La ansiedad es una reacción normal al estrés, pero cuando se prolonga en el tiempo y afecta las actividades cotidianas, puede tratarse de un trastorno de salud mental. Este se manifiesta con síntomas físicos como palpitaciones, sudoración, tensión e inquietud, además de pensamientos difíciles de controlar.

Los trastornos de ansiedad se presentan cuando estos síntomas persisten y se intensifican, interfiriendo en ámbitos como el trabajo, el estudio o las relaciones personales.

Existen varios tipos: el trastorno de ansiedad generalizada, caracterizado por preocupaciones excesivas durante seis meses o más; el trastorno de pánico, con ataques repentinos de miedo intenso; y las fobias, que provocan reacciones desproporcionadas ante situaciones o cosas específicas.

No hay una causa única para estos trastornos. Factores como la genética, la química cerebral, experiencias traumáticas, rasgos de personalidad y algunas condiciones médicas pueden influir en su aparición.

Algunos factores de riesgo incluyen la timidez extrema, eventos traumáticos en la infancia, antecedentes familiares y problemas físicos como arritmias o afecciones tiroideas.

El diagnóstico lo realiza un profesional de la salud tras una evaluación clínica, física y, en algunos casos, psicológica, para descartar otras enfermedades.

El tratamiento incluye psicoterapia, medicamentos o ambos. La terapia cognitivo-conductual es una de las más utilizadas, ya que enseña a modificar patrones de pensamiento y comportamiento. También se emplean terapias basadas en la atención plena y la aceptación.

Los medicamentos, como ansiolíticos o antidepresivos, deben ser recetados por un médico y ajustados según la respuesta del paciente.

Además, el acompañamiento en grupos de apoyo y el manejo del estrés pueden complementar el tratamiento y mejorar la calidad de vida de quienes padecen estos trastornos.