Tres estudiantes, entre los 15.000 beneficiados, entregan su testimonio sobre la gratuidad educativa en el Tolima
La falta de oportunidades en un país desigual como Colombia empieza a quedar en el pasado. El proyecto tolimense que garantiza el acceso gratuito a la educación superior es un hecho y ha beneficiado a 15.000 estudiantes en total, según la Gobernación del Tolima.
Detrás de este proyecto pionero hay presupuesto, cifras, planeación, pero también rostros, conflictos e historias. Esta es la de tres estudiantes beneficiados de la UT.
Juan Camilo Cortés, David Gutiérrez y Melisa Guzmán cursan comunicación social y periodismo. Ya casi coronan sus estudios –van por los últimos semestres– pero ese logro pudo aplazarse por la pandemia de COVID-19, el cierre económico y los despidos.
“Yo estudiaba y trabajaba para solventar gastos porque, además, tengo un hijo. A raíz de la pandemia, perdí mi trabajo y me produjo mucho estrés no saber qué iba a hacer. La matrícula cero fue un respiro. Sin esa carga, pude estabilizarme en casa. De lo contrario, habría considerado aplazar mis estudios para pagar mi carrera”, manifestó Melisa.
David Gutiérrez también perdió su empleo, y aunque su situación económica no se vio muy afectada, este beneficio también representó un alivio.
“El dinero se pudo invertir en necesidades básicas que teníamos. El no tener que pagar una matrícula fue como quitarnos un peso de encima, especialmente para los padres que semestre tras semestre debían buscar la manera de conseguir ese dinero”, indicó.
Por su parte, Juan Camilo sí consideró una alternativa: desertar.
“Creo que hubiera desertado de no haber tenido esta oportunidad de matrícula cero. no teníamos muchos ingresos y en aquel momento no teníamos el dinero suficiente en casa. Nos dio mucha alegría saber que, aunque en virtualidad, iba a seguir estudiando”, dijo.
Ellos, como muchos otros, debían conseguir entre $500.000 y $800.000 cada semestre si querían continuar formándose. Ahora las condiciones son otras.
“Debemos mantener el promedio por encima de 3.0 y aprobar todas y cada una de las materias matriculadas”, explicó David Gutiérrez.
Es decir, el estudio ahora sí es meritocrático y no económico, y está al alcance del esfuerzo que cada quien invierta en su talento.
Sin embargo, cuando se puso en funcionamiento este programa de matrícula cero, en 2020B, había otro requisito fundamental: ser de estrato 1, 2 o 3. Ahora la gratuidad es total y cubre, actualmente, a más de 23.000 estudiantes de la UT, de acuerdo con el gobernador del Tolima, Ricardo Orozco.
“La Universidad del Tolima tiene sedes en nueve departamentos. Comenzaron los diversos departamentos a decir que ayudáramos, pero nosotros legalmente no podemos. Nos sentamos con el equipo de la Universidad y logramos que con las transferencias nuestras cubrieran el 100% de la sede central y ellos con sus recursos subsidiarán las otras sedes. A la fecha, la Universidad del Tolima tiene el 100% de sus estudiantes totalmente subsidiados. Cero costo de inscripción, cero complementario y cero de semestre para 23.000 estudiantes”, puntualizó el mandatario.
Además, hay otros beneficios no tan conocidos, que son útiles para gente en situaciones como las de Melisa.
“El semestre pasado terminé materias y, sin embargo, la gratuidad educativa me sigue cubriendo. Me explico: la pandemia retrasó mi trabajo de grado. La matrícula cero me cubre algo llamado continuidad académica. Este es un periodo adicional de dos semestres que me dan en caso de retrasos con algunos de los requisitos para graduarme (terminar materias o tesis)”, explicó.
“Otros se han beneficiado porque la gratuidad educativa no solo cubre la matrícula sino también las inscripciones. Así aplican muchas más personas”, agregó.
Acto seguido, los estudiantes dijeron que hay casos –más dramáticos– en los que este beneficio se justifica en pocas palabras y sin muchos rodeos.
"Conozco el caso de una persona que tiene que valerse por sí misma, es de escasos recursos, trabaja en restaurantes, da clases a domicilio de música y, encima, sostiene económicamente a su padre. No se necesitan más explicaciones”, señalaron.
Esa historia inevitablemente repetida de hombres y mujeres estudiantes con la cabeza enterrada en un drama personal, los lleva a decir que la matrícula cero es el comienzo para acabar con profundos niveles de desigualdad en la región.
“Que la Universidad del Tolima sea pionera en este programa para garantizarle educación superior a los colombianos es muy positivo. Porque no solamente hace presencia aquí sino también en otros nueve departamentos a través del Instituto de Educación a Distancia”, dijo Melisa.
“El acceso a la educación superior en universidades públicas es un derecho que debe ser accesible para todo el país. Esto debería ser algo permanente, no algo provisional mientras acaba la pandemia”, destacó Juan Camilo.
Por eso hoy, más que nunca, es un buen momento para estudiar en el Tolima y escalar la cuesta de la educación que define vidas y, también, destinos.