Tolima lanza clases virtuales gratuitas para estudiantes que se preparan para el Saber 11
El departamento no ha tenido los mejores resultados en estas pruebas.
Escrito por: Adrián Vanegas
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En la cuenta regresiva para las Pruebas Saber 11, la Secretaría de Educación del Tolima activó un programa de refuerzos académicos virtuales gratuitos para estudiantes de grado once. La iniciativa, aunque bien intencionada, enfrenta un reto evidente: llegar a quienes más lo necesitan en un departamento con serias brechas de conectividad.
Las clases se dictan por Microsoft Teams, de lunes a viernes, entre 2:30 y 4:00 de la tarde y están enfocadas en resolver preguntas tipo ICFES en áreas clave como matemáticas, lectura crítica y ciencias naturales. No se requiere inscripción previa, pero tampoco hay un mecanismo claro de seguimiento para saber cuántos estudiantes acceden y con qué frecuencia.
“Esto es con la finalidad de mejorar la calidad educativa de todo nuestro departamento”, declaró Paola Flórez, directora de Calidad Educativa. Sin embargo, el programa parece tener una cobertura limitada, sobre todo en municipios donde el acceso a internet sigue siendo precario o intermitente.
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¿La solución está en lo virtual?
La propuesta también se apoya en una plataforma de inteligencia artificial llamada Evalúa, que promete adaptar el contenido al nivel de cada estudiante. El sistema analiza el desempeño individual y ofrece rutas de estudio personalizadas. Pero como suele ocurrir con este tipo de herramientas, su efectividad depende del acceso constante a tecnología y de la motivación de los propios alumnos, un aspecto poco abordado por las autoridades educativas.
Una apuesta a contrarreloj
El objetivo de la Secretaría es claro: subir el promedio departamental en las pruebas de Estado, donde históricamente el Tolima ha quedado por debajo de otras regiones. Pero el desafío no es menor. Las desigualdades estructurales entre zonas urbanas y rurales, la falta de acompañamiento docente y la desconexión de muchos estudiantes con este tipo de iniciativas digitales podrían frustrar los resultados.
El cronograma de clases se publica semana a semana en las redes sociales de la entidad, lo cual excluye, en la práctica, a miles de jóvenes que no siguen esos canales o que simplemente no tienen cómo conectarse.
Por ahora, la estrategia está en marcha. Pero la pregunta de fondo sigue sin responderse: ¿Puede una clase virtual, por sí sola, compensar años de debilidades estructurales en la educación pública?