¿Por qué la violencia volvió a aparecer con asesinatos y extorsiones en el sur del Tolima?

Homicidios, desplazamientos, confinamiento, amenazas e intimidaciones, extorsión y reclutamiento de menores, hacen parte de los problemas que menoscaban la seguridad en el sur del departamento, zona que hace más de una década no vivía estos fenómenos.  (Ver más: No paran los asesinatos: ¿Qué está pasando en Rioblanco?)

Así lo revela un estudio realizado por Andrés Tafur, director del Centro de Estudios Regionales de la Universidad del Tolima, Cere, quien señala que, en total, en el periodo 2018 - 2023, se registraron en la región sur 207 homicidios, mayoritariamente en áreas rurales, de los cuales 21 fueron en Ataco, 78 en Chaparral, 68 en Planadas y 43 en Rioblanco.

El análisis señala que en el sur del Tolima se han venido consolidando grupos de las disidencias como el frente Ismael Ruiz, con presencia en el área de Bilbao (Planadas), Alto Berlín (Ataco), Herrera (Rioblanco), El Limón y la Marina (Chaparral). (Ver más: Regresaron las imágenes intimidantes de las Farc al sur del Tolima)

Pero en esta región rica en café también delinque el frente Dagoberto Ramos cuyo interés se ha centrado en el establecimiento de rutas para el tráfico de marihuana desde el norte del Cauca, pasando por los municipios de Rioblanco y Planadas.

Últimamente, se ha hecho notoria la presencia de la estructura Darío Gutiérrez en Alpujarra y Dolores.

“El deterioro de la seguridad ha sido progresivo en el sur del departamento, debido a que las disidencias han venido ganando espacios desde el gobierno del expresidente Duque hasta hoy”, afirmó Tafur y agregó que “ha habido combates, reclutamiento de menores, confinamiento de la población en días de confrontaciones armadas y, sobre todo, muchos casos de extorsión”.

“Todos esos grupos asesinan, cobran vacunas y extorsionan a la población porque no hay una política clara de seguridad”, aseguró.

El Centro de Estudios Regionales también advirtió otro fenómeno relacionado con el accionar de estructuras criminales y de delincuencia común sin una identificación concreta, pero con un modus operandi centrado en el tráfico de estupefacientes, la intimidación al liderazgo social y la vinculación de menores en actividades ilícitas.

A Tafur también le preocupa “la ineficiente respuesta del Estado no solo en plano militar, sino en prevención y protección de la población en general y de los sujetos de protección especial constitucional”.

Agrega que no existe acción en prevención, “sino control de daños para las condiciones más críticas en términos de seguridad, que solo involucran actividades cívico-militares que resquebrajan la confianza hacia las instituciones”.

“El sur necesita presencia militar y políticas de seguridad claras, pero también mucha inversión y acciones integrales en favor de la población”, dijo.

Finalmente, afirmó que las políticas de seguridad del departamento en los últimos años, han estado entre los gobiernos que promueven una mano dura y gobiernos como los del expresidente Juan Manuel Santos y Gustavo Petro, que promueven las negociaciones de paz.