Con eucaristías y sin la tradicional visita al pueblo, este viernes se conmemoran 35 años de la tragedia de Armero
La tragedia natural que dejó 25.000 muertos en una noche y que marcó la historia del Tolima, cumple 35 años. Con eucaristías y sin la tradicional visita que cada año realizan los armeritas, este viernes la conmemoración se adelanta teniendo en cuenta medidas de bioseguridad por efectos del COVID-19.
Hoy Armero no cuenta con la visita multitudinaria de las personas que acuden cada año a rememorar ese terrible suceso, considerado como el desastre natural más significativo que se ha vivido en Colombia.
Tras la pandemia, hoy los visitantes se quedan en sus hogares manteniendo el distanciamiento social, pero con el recuerdo vivo de todo lo habido en ese pueblo próspero ubicado a 87 kilómetros de la capital tolimense.
“Hoy son 35 años de la tragedia de nuestro Armero del alma, donde parte de nuestras familias y amigos se nos adelantaron al cielo, pero siempre viven en nuestros corazones. Desde la distancia envío un abrazo muy especial a cada uno de mis paisanos, somos familia”, expresó la armerita María Ligia Rodríguez.
Francisco González, director de la Fundación Armando Armero, sostuvo que el COVID-19 ha generado cambios que hoy se ven reflejados en la forma de conmemorar esta importante fecha.
“La pandemia ha hecho que la gente no acuda masivamente por cuidados y cuestiones de salud a Armero, para eso se han preparado eventos virtuales por parte de la Alcaldía y un video que estamos adelantando en la `Fundación Armando Armero´ relacionado con la desaparición de los niños en la tragedia, desde la virtualidad hace que desde las casas recordemos”, manifestó.
Asimismo, indicó que la situación ha impedido que se realicen actividades para la búsqueda de familiares. “Este año no tuvimos la oportunidad de adelantar jornadas de memoria donde tomábamos muestras de ADN a las personas que se acercaban al lugar, pero con todo esto es una forma de reinventarnos”, señaló.
Ese 13 de noviembre del año 1985 es recordado como una fecha en la que en un abrir y cerrar de ojos el volcán Nevado del Ruiz hizo erupción y arrasó con uno de los pueblos más prósperos en el Tolima. Allí, bajo una ola de agua, escombros y sedimentos, fueron sepultadas calles, casas, ganado, establecimientos comerciales y gran parte de las personas que habitaban en el lugar.
“La ciudad blanca” como era llamada en ese entonces, acogía a cerca de 29.000 habitantes y gozaba con el reconocimiento de un territorio agrícola rico que producía la quinta parte de arroz de Colombia, además de algodón, sorgo y café.