¿Qué pasó con Nelson? el habitante de calle que Jaramillo ayudó a rehabilitar
Nelson Londoño fue sacado de las calles del barrio Interlaken, como parte de una promesa hecha por el alcalde Guillermo Alfonso Jaramillo de ayudarlo a rehabilitarse. Hoy, luego de dos años de salir de las calles EL OLFATO habló con él y encontramos toda una historia de superación personal.
Más de un ibaguereño vio en Interlaken a un hombre viejo y cansado, de cabello enmarañado, que parecía no tener un destino diferente al de seguir viviendo en las calles. También, más de un ibaguereño vio cuando el alcalde, Guillermo Alfonso Jaramillo, lo sacó de su condición de indigencia y lo llevó hasta el hogar geriátrico Nueva Esperanza para empezar con el proceso de recuperación. De aquel hombre -Nelson Londoño- no se supo más. Hoy, luego de dos años exactamente, ha subido más de 30 kilos de peso, lee todos los días el periódico y sonríe a cada rato. (Ver: La historia de Guillermo Alfonso y Nelson, el habitante de calle de Interlaken)
Después de salir de la calle
Fue el dos de enero de 2016, en el primer consejo de gobierno, que el alcalde le pidió a su Secretaria de Bienestar Social buscar a Nelson. Tres semanas después ya estaban iniciando su proceso de adaptación en la Corporación Nueva Esperanza donde estuvo por un año y medio. De allí fue trasladado a las instalaciones del Jardín de los Abuelos y desde ese día, trabajadoras sociales y enfermeras concuerdan en decir que es un hombre tranquilo, que siempre sonríe.
-“Thanks you, very much”, dice Nelson al preguntarle si sabe inglés. Y aunque su hablar no es fluido, Londoño pasó de no expresar ni una palabra a contar sus recuerdos sobre geografía, física y aritmética –sus materias favoritas-.
De acuerdo a la Jefe de enfermería del Hogar, Claudia Guzmán, los primeros días en que llegó tenía un hambre insaciable “se comía tres desayunos y dos almuerzos. Pero con el tiempo su cuerpo empezó a equilibrarse y ya, aunque se le sirve mucho más que a los demás adultos mayores, come sin ningún tipo de ansiedad”, cuenta Guzmán.
Fue a través de la comida que los profesionales del Jardín trataron de generar una cercanía con Nelson. “Así nos dimos cuenta que sabía leer y que coge todos los días los periódicos para enterarse de las noticias”, dice Guzmán.
No cuenta con medicación, ni sufre de demencia o dolencia alguna, a pesar de haber vivido en las calles. Disfruta de la lluvia y de ver pasar los aviones, montar en columpio y jugar de arriba para abajo, y a toda velocidad, en la silla de ruedas – aunque camine perfectamente-. Son días tranquilos para Nelson. “Siempre que preguntamos ¿dónde está Nelson?, es que está en la ducha sentado sintiendo el agua caer sobre su espalda. Cuando llueve se quita toda la ropa, sale corriendo y se tira en el pasto mojado”, dice Claudia, quien ha estado cerca a Nelson desde su llegada.
Ahora se encuentran en el proceso de identificación, en muy poco tiempo le llegará la cedula a Nelson y además de volver a ser un ciudadano, para la ley, podrá afiliarse a una EPS.
¿Dónde está la familia de Nelson?
De Nelson se dice mucho, algunos cuentan que fue un paciente del Hospital Mental Isabel Ferro de Buendía de Armero y se salvó de la tragedia gracias a que salió de la hospitalización días antes; también se dice que era estudiante de Filosofía y de muy buena familia; que viajó por el mundo en una flota Mercante y que sabe más de cinco idiomas.
Lo que él asegura, desde siempre, es que tiene dos hermanos; uno llamado César que, según dice, trabaja en Caracol, y otro llamado Oscar, que le gusta la mecánica. Los dos viven en Cali. Al igual que su mamá y su hijo, del que no dice nombre.
“Algunos lo ven y aseguran que fue estudiante del colegio Cisneros, donde fue bastón mayor. Dicen que era de una familia muy prestigiosa de la ciudad que lo ayudaron mucho, gastaron mucho dinero en él y tuvieron que irse para Cali debido a que lo buscaba y hacía escándalos”, dice Claudia.
“Nunca hemos hablado de su pasado por temor a su reacción. Algún día podremos preguntarle y resolver por fin el interrogante de por qué terminó solo en las calles”, concluye.