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Alfredo Mondragón, un legado del expresidente Duque

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23 de marzo de 2025
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Sigue ELOLFATO.COM en WhatsAppAlfredo Mondragón, un legado del expresidente Duque

El congresista Alfredo Mondragón Garzón ha vuelto al centro del debate público tras el hundimiento de la reforma laboral en la Comisión VII del Senado. Representante del Pacto Histórico en la Cámara, Mondragón es una figura controvertida: su estilo confrontativo, su retórica áspera y su historial de tensiones verbales y físicas en escenarios legislativos lo han convertido en uno de los símbolos más visibles —y polémicos— del actual Congreso colombiano.

Esta semana, su protagonismo se extendió más allá del hemiciclo. Utilizó su cercanía con el Servicio Nacional de Aprendizaje (SENA), entidad en la que se formó y de la que es líder sindical, para movilizar estudiantes y docentes hacia una protesta en la Plaza de Bolívar. Muchos de los jóvenes que acompañaron la movilización desconocían el contenido de la reforma laboral impulsada por el Gobierno, pero fueron instrumentalizados en una puesta en escena política que poco contribuyó a un debate de altura.

Mondragón no es nuevo en la arena pública. Su nombre ganó notoriedad durante el estallido social de 2021, cuando lideró manifestaciones en Cali contra la reforma tributaria propuesta por el entonces presidente Iván Duque y su ministro de Hacienda, Alberto Carrasquilla. Aquel proyecto, inoportuno en el contexto de una recuperación aún precaria tras la pandemia, desató una ola de protestas que marcaron un punto de inflexión en la política colombiana contemporánea.

Sin esa reforma, probablemente Mondragón y otros líderes de aquel movimiento no habrían escalado con tanta rapidez en el escenario institucional. Hoy, cuatro años después, el país presencia las consecuencias de aquellas decisiones fallidas: una bancada parlamentaria con figuras que, aunque legítimamente elegidas, evidencian una preocupante falta de preparación para el ejercicio legislativo responsable.

El expresidente Álvaro Uribe advirtió en su momento que la reforma tributaria de Duque podía tener un alto costo democrático. Tenía razón. El descontento social catalizó el surgimiento de liderazgos que hoy ocupan curules y redefinen el equilibrio político del país. No es una crítica a su origen social ni a su trayectoria sindical: Colombia ha tenido referentes con perfiles similares, pero con solvencia técnica y vocación institucional, como el exsenador Alexander López.

Lo paradójico es que quienes hoy critican el estilo de Mondragón parecen haber olvidado las causas de su ascenso. La derecha política, en lugar de reflexionar con profundidad sobre sus errores estratégicos, respondió al fenómeno del Pacto Histórico con figuras como Miguel Polo Polo, cuya falta de experiencia y tono altisonante reproducen los mismos vicios que hoy reprochan en sus adversarios.

En este contexto, resulta desconcertante escuchar al expresidente Duque pontificar sobre los desafíos del país que él mismo contribuyó a agravar. Su fallida reforma tributaria no solo fracturó la cohesión social, sino que —sin proponérselo— ofreció el terreno fértil para que germinara un nuevo proyecto político que hoy tiene en Mondragón, Susana Boreal y otros, sus rostros más visibles.

En definitiva, el Pacto Histórico —con todos sus excesos, aciertos y contradicciones— es en buena medida una consecuencia directa de los desaciertos del pasado reciente. Y en política, como en la historia, los efectos casi siempre tienen causas concretas. Ignorarlas es el error más costoso.

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