El ibaguereño que quedó entre los 10 mejores ingenieros de diseño mecánico en el mundo
Giovanny Sánchez reconoce que estuvo lejos de ser el mejor estudiante del colegio San Simón: malas notas, materias perdidas y varios llamados por indisciplina. Un dolor de cabeza para sus papás y, seguramente, para sus profesores.
Aun así, logró ingresar, en el 2013, al programa de Arquitectura de la Universidad del Tolima. Sin embargo, cuando ya iba por su segundo semestre se enteró de una noticia que cambió todos sus planes: iba a ser papá de David Santiago.
Al ver que no tenía ninguna entrada económica para responder por su futuro hijo, decidió salirse de la universidad y buscar un trabajo. Encontró un espacio en una carpintería y allí Yesid Salazar, el dueño, se convirtió en su mano derecha y en parte fundamental de lo que ha logrado hasta hoy.
Salazar fue la persona que lo incitó a que siguiera estudiando, que entrara en alguna de las carreras que ofrecía el Sena, pues se podía acomodar a sus horarios y no tendrían ningún costo. “Apenas tenía 18 años, él decía que tenía todo el futuro por delante, que no lo desperdiciara”.
Le hizo caso y se presentó. Sólo había dos carreras: Animación 3D y Tecnología en Diseño de Elementos Mecánicos para su Fabricación con Máquinas y Herramientas CNC. Giovanny asegura que en otras circunstancias se hubiera ido por esa carrera de animación, es algo que le gusta y en lo que tiene experiencia por los cursos que vio en la universidad, pero como su objetivo era estudiar para conseguir un trabajo rápido, no quería meterse en un campo laboral tan complejo.
Así que, sin más opciones, se fue por esa carrera de nombre largo, uno que ni siquiera podía decir completo cuando le preguntaban qué estaba estudiando. “Para ser honesto, entré al tecnólogo sin tener idea de qué se trataba, ni siquiera sabía que esas máquinas existían. La verdad no me gustaba mucho el Sena. Entré con un poco de mala actitud”.
Nuevos retos
Giovanny se imaginaba que ese tecnólogo se centraba en manejar máquinas viejas y aburridas. Vaya sorpresa la que se llevó.
“Lo primero que vimos fue dibujo técnico, ahí empecé a entusiasmarme porque era algo en lo que tenía más experiencia que mis compañeros, gracias al colegio y la universidad. Se despertó un espíritu competitivo que nunca había tenido”.
De hecho, esta carrera se centra en el diseño, la programación y la fabricación de elementos mecánicos por medio de un controlador para máquinas llamado CNC (Control Numérico Computarizado), creado principalmente para formar personas que contribuyan al sector productivo de la industria metalmecánica del país.
“Cuando llegué a la parte de programar mostré muchas habilidades, aprendía muy rápido los temas, así que me volví un ‘gomoso’. De esa manera conocí un tipo de software llamado CAD (Diseño Asistido por Computadora) y me encantó muchísimo. No había visto algo similar”.
Según Sánchez se trata de un software fuera de la realidad, porque todo lo que te pasa por la cabeza lo puedes hacer realidad ahí. “Se puede crear desde un celular, hasta un helicóptero, no hay límites”.
¿Qué es WorldSkills y cómo llega a la vida de Giovanny?
“Son unas olimpiadas mundiales del conocimiento que nacen en España y se llevan a cabo cada dos años en diferentes partes del mundo. Participan 78 países y son algo como los ‘Juegos Olímpicos’, pero basados en la tecnología y en las habilidades del trabajo”.
Por ejemplo, si se hace una comparación entre los Olímpicos y WorldSkills, el primero tiene competencias que van desde natación hasta tiro el tiro con arco. Mientras que, en la segunda, los jóvenes participantes se enfrentan desde modalidades como la Ingeniería Mecánica, hasta Jardinería o Peluquería.
Colombia tiene cupo directo a esta competencia hace diez años gracias al Sena, quien decidió hacerse parte de esta organización con dos objetivos: uno, permitir la participación de una delegación colombiana, y dos, velar por una adecuada enseñanza de aquellas áreas profesionales que se llevan a cabo dentro del WorldSkills.
“Yo sí había escuchado de esa competencia, pero no le había prestado atención hasta que uno de los profesores me dijo que era muy bueno y que intentara participar. Tenía miedo de hacerlo, porque no tenía tiempo, me dividía entre el trabajo, el estudio y mi hijo”.
Y es que en las mañanas estudiaba, en las tardes trabaja y en las noches visitaba a su hijo y hacía los trabajos de la carrera. Los entrenamientos para tratar de participar en WordSkills le consumían alrededor de 13 horas diarias, así que debía decidir pronto qué hacer.
“El que era mi jefe en la carpintería me aconsejó algo muy sabio: ‘usted no tiene nada en estos momentos, así que no tendría nada que perder, pero si va a entrar, asegúrese que va a ganar’. Este gran impulso se completó cuando su mamá le dijo que le iba colaborar económicamente, permitiéndose renunciar al trabajo y dedicarse a su entrenamiento.
De ahí en adelante empezó a enfrentarse en una serie de retos locales y nacionales, donde consiguió su cupo en la Selección Colombia de WorldSkills. Un cupo que le dio el paso internacional para viajar a la competencia de esta organización en Abu Dabi y medirse con los mejores.
“Fueron cuatro días de competencias y obtuve una medalla de excelencia por estar entre los diez primeros”. Un resultado que lo lleva a ser elegido por esta organización como el único latinoamericano en hacer parte de un grupo de diez embajadores, los cuales tienen como labor viajar por el mundo convenciendo a otros jóvenes de lo importante que es este programa.
“Muchas decisiones difíciles tuve que tomar respecto a mis sueños profesionales, mi realización personal y mi mayor responsabilidad: mi hijo. Pero todo valió la pena y se lo agradezco mucho a mi entrenador Alejandro Mora, porque todo lo que logré en WordSkills fue por él”.
Hoy, con 21 años, es entrenador de otro joven que quiere seguir su camino. Sin mencionar que en febrero se postuló para trabajar en una multinacional en Canadá con otras 100 personas, siendo uno de los dos seleccionados. Partirá de Ibagué en seis meses para iniciar esta otra etapa de su vida.