En la actualidad, no podemos negar que la conectividad y las competencias tecnológicas son esenciales para el crecimiento personal y profesional, sin embargo, Colombia enfrenta un reto significativo en este aspecto: una marcada desigualdad en habilidades digitales entre las zonas urbanas y rurales.
En el Informe “Panorama de la educación. Indicadores de la OCDE. 2024” publicado este 10 de septiembre por la OCDE, se destaca una alarmante situación que puede frenar el desarrollo equitativo del país. Los datos son claros: en las áreas rurales, solo un 3% de la población ha instalado software, una tarea básica en el campo digital, frente al 19% en zonas urbanas, lo que nos ubica en el último lugar en cuanto a acceso y uso de habilidades digitales dentro de los países parte de la OCDE.
Las causas no nos son extrañas, la falta de infraestructura de conectividad en regiones apartadas y la escasez de programas educativos que preparen a los y las colombianas para las demandas del siglo XXI.
Esta significativa desigualdad en el acceso a la tecnología limita el acceso a empleos, servicios públicos y educación de calidad de la población rural, lo cual perpetúa ciclos de pobreza y aislamiento, restringiendo las oportunidades de crecimiento económico y personal.
Para enfrentar este desafío, la OCDE sugiere priorizar en la inversión el fortalecimiento de la infraestructura digital en áreas rurales, pues sin conectividad adecuada, cualquier esfuerzo por mejorar las habilidades digitales será insuficiente.
Para ello podemos adoptar las experiencias exitosas de modelos europeos que han llevado internet de alta velocidad a zonas remotas con alianzas público-privadas.
Más allá de mejorar la infraestructura tecnológica, la tarea inicial es convencernos que la educación digital es una herramienta de empoderamiento, que permite preparar a las personas para un futuro laboral en el que la tecnología es clave. México ya nos lleva ventaja con el programa Laboratoria Coding, que ayudan a mujeres en situaciones vulnerables a capacitarse en el sector tecnológico, un buen ejemplo de lo que podríamos implementar en Colombia, agregando la formación con bootcamps de desarrollo web, diseño UX y análisis de datos.
Desde las escuelas y su entorno, se debe promover la enseñanza y el uso del aprendizaje automatizado, para ello tenemos importantes instrumentos a usar, como lo es el Azure Machine Learning de Microsoft, Google Cloud Vertex AI, Amazon SageMaker o aquellas creadas para la mejora en la gestión de inventarios o la optimización de la cadena de suministros, entre otras.
Pero la transformación en la enseñanza de habilidades para el futuro no se trata solo de conectividad o cursos; Colombia y en especial el Tolima, debe empezar a promover una cultura donde la tecnología sea vista como una oportunidad para mejorar la vida de las personas, especialmente en zonas rurales, que permita cerrar la abismante brecha que existe en educación digital. La apuesta es clara, no se trata de llevar el campo a la ciudad, sino de llegar al campo con acciones culturales, tecnológicas y de conectividad.
Colombia no puede seguir omitiendo la tarea de trabajar por el acceso a las habilidades digitales. No actuar significaría dejar atrás a una gran parte de la población y profundizar aún más las divisiones en el país. La OCDE nos da unas alternativas de solución, depende ahora que desde el Gobierno hasta el sector privado y la sociedad civil en general, se comprometan de manera auténtica con ellas.