El niño que soñó con ser bombero, hoy es el comandante de los Bomberos de Ibagué
“Cuando un hombre se convierte en bombero, ha conseguido su mayor acto de valentía”, fueron las palabras de Edward F. Croker, un bombero que se inmortalizó en la historia de Estados Unidos, así como lo ha hecho el capitán Rafael Rico en Ibagué.
Y es que, a sus 60 años, Rico, además de ser el comandante del Cuerpo Oficial de Bomberos de la ciudad, ha conseguido lo que no muchos consiguen: salvar vidas.
No obstante, antes de contarles todas las hazañas que han hecho del capitán una especie de superhéroe, déjennos hablarles un poco de su historia para llegar a serlo.
"Cuando uno está pequeño siempre sueña con ser policía, soldado o bombero. Y en la medida en la que uno va creciendo va mirando otras opciones", dijo.
"Pero por cosas de la vida llegué a la institución empezando los 90. Llegué porque surgió esa opción en el momento y había tenido la experiencia de apoyar en labores de albergues y lo que tiene que ver con ayudas humanitarias”, añadió.
Su primera ayuda voluntaria en una catástrofe fue en nada más y nada menos que en las ruinas de la avalancha de Armero en 1985, la cual dejó alrededor de 25.000 personas fallecidas.
"Hemos tenido muchas vivencias. En lo que tiene que ver con atención de grandes incendios que hemos tenido en la ciudad, en apoyo a emergencias en otros municipios, e incluso en la participación en el terremoto de Armenia en 1999", comentó.
Nadie dijo que ser bombero es una tarea sencilla, pues, aunque lleva 33 años dedicándose a esta labor y sea todo un profesional en Salud Ocupacional, especialista en Gestión Ambiental y magister en Prevención de Riesgos Laborales, no hay institución que enseñe a cómo afrontar emocionalmente estas batallas.
"Nos hemos encontrado con situaciones muy críticas y lamentables. Algunas de ellas son la pérdida de vidas humanas y menores de edad que resultan atrapados en catástrofes", lamentó.
Además de los múltiples peligros a los que se enfrentan, en muchas ocasiones (por no decir en todas), también deben sacrificar sus vidas personales.
"Mi familia se ha ido acostumbrando a mi trabajo. Al principio fue difícil porque mientras muchas personas disfrutan y celebran, nosotros estamos en las estaciones un 31 de diciembre cuando la gente está esperando las 12:00 de la noche", sostuvo.
Sin embargo, para él, todo vale la pena cuando ve la sonrisa de agradecimiento de las personas a las que les prestan sus servicios.
"Lo mejor de ser bombero es poderle servir a la comunidad. Sentir esa satisfacción del deber cumplido y que le paguen a uno con una sonrisa es lo más gratificante", aseguró.
Para ser bombero hay que tener vocación
Como en muchas profesiones y oficios, la vocación es como esa electricidad que permite que el motor se mueva. Y esta no es la excepción.
Su recorrido por el Cuerpo Oficial de Bomberos de Ibagué ha sido progresivo, ya que inició como bombero, pero sus ganas de escalar en la institución lo llevaron cada vez más arriba.
"Llegué como bombero y empecé un proceso de formación y capacitación. A través del tiempo he logrado escalar y profesionalizarme en lo que tiene que ver en la gestión del riesgo contra incendios", precisó con orgullo.
Y agregó: "Ser bombero es una profesión difícil que puede asumir cualquier ser humano que tenga vocación de servicio, que tenga esa mentalidad de querer servir y estar en momentos difíciles".
El capitán Rafael Rico está -quizás- en sus últimos años al servicio del Cuerpo Oficial de Bomberos de Ibagué, pero, así como él dice, nunca dejará de serlo.
"Uno se puede retirar de una institución, pero toda la vida seguir siendo bombero. Los bomberos somos una familia muy grande en el mundo", expresó.
Finalmente, como un buen líder, resaltó el trabajo de su equipo, conformado por hombres o mujeres, quienes, al igual que lo ha hecho su comandante, entregan sus vidas para salvar las de los demás.
"Quiero resaltar el trabajo de todo el equipo. Estas mujeres y hombres que le ponen el pecho a las dificultades son de admirar. El reconocimiento es para mis bomberos que lo dan todo para salvaguardar la vida de las personas", concluyó.
Con esta historia, definitivamente, queda claro que Rafael Rico ha conseguido su mayor acto de valentía.