Ibagué tiene un edificio de hace 90 años construido en tan solo siete meses
Mucho se habla sobre los edificios más grandes del mundo, inclusive sobre los que se han demorado más años en construirse, como es el caso de la Basílica de la Sagrada Familia de Barcelona, que lleva más de un siglo en construcción. Pero muy poco se mencionan los edificios construidos en tiempo récord.
En 2015, China sorprendió al mundo haciendo un edificio de apartamentos prefabricados en menos de 20 días. Pero, de China, con su demostrada eficiencia en procesos, es algo de esperarse. Sin embargo, que algo de similares proporciones ocurra en Colombia es una verdadera novedad.
Y no ocurrió en Bogotá, Cali o Medellín, ocurrió en Ibagué hace 90 años, cuando no existía la tecnología ni la mano de obra calificada con la que se cuenta hoy por hoy.
Más sorprendente aún, fue una obra pública. Una que, por lo que aparece en los registros, no tuvo adiciones ni prórrogas, algo impensado en el mundo de los procesos de construcción mediados por el Estado.
El protagonista de esta historia es el Edificio Nacional, hoy sede de la DIAN. Una joya arquitectónica local que pasó años desapercibida hasta que una gotera en la terraza hizo que se fijaran con detenimiento en ella.
Hace alrededor de 6 años, Guilder Ramírez, quien para entonces estaba haciendo su pasantía como arquitecto allí, trabajó en resolver problemas de filtración en el edificio. Humedad, goteras y olores llevaron al joven arquitecto a investigar la estructura, qué era, cómo y cuándo lo habían hecho y ¡Vaya sorpresa!
“Cuando llegué no encontré mucha información, solo que se había inaugurado en 1934. La investigación me llevó a una muy antigua publicación de la revista Cromos que dice que se demoraron siete meses en construirlo. Me pareció increíble que hace 90 años alguien lo lograra, así que indagué y lo sigo haciendo”, le contó Ramírez a EL OLFATO.
En su proceso de búsqueda, que más que trabajo fue también pasión, el arquitecto dio con los planos originales y, efectivamente, tenían firma de diciembre de 1933.
“En ese momento me pregunté ¿Por qué y quién tendría el interés de terminar algo tan rápido? Resulta que el presidente de esa época era Enrique Olaya Herrera y él terminaba su mandato en agosto de 1934; obviamente debían terminarlo su periodo. De hecho, hay una placa que dice “construido en el período del Presidente Olaya Herrera”, comentó.
Por presión del jefe, por cumplirle al Presidente, por amor a la causa, por una buena remuneración, nadie sabrá qué motivo a los obreros de la época a trabajar arduamente por ese propósito, pues – hoy por hoy- un edificio como ese, de 1.200 metros cuadrados y cuatro pisos, se tarda en construirse por lo menos un año.
“Considero que tuvieron tener mucha gente, pues en esa época no se trabajaba tanto en las noches. Seguramente estaban en obra desde el primer rayo de sol hasta que se oscurecía, no veo cómo más pudieron hacer una obra como esta en ese tiempo. Quizá antes lo hacían con más amor, con más ganas de terminarlo, no lo sabremos. Lo que sí es que es que fue de gran calidad, una que ya no se ve”, dijo el arquitecto.
Gruesas columnas, amplios espacios, adiciones y sustracciones de elementos en su fachada, un escudo geometrizado, el cóndor mirando hacia la izquierda, un diseño de letra único, ornamentación interna y una escala con una curva de difícil imitación son algunos de los detalles que han enamorado a Ramírez, y a todos con quienes ha compartido esta historia, de este Edificio Nacional, bien de interés cultural de Ibagué.
“Cuando descubrí todo esto comencé a contarle a las directivas de la DIAN de Bogotá, a las de Ibagué y a la Secretaría de Cultura; al constatarlo, empezaron a interesarse más por él y a trabajar en su preservación. De ahí que ahora se esté trabajando en mostrar este espacio tan bonito y particular. Se pretende que no sea solo para las 210 personas que hoy trabajamos acá sino para todos los visitantes”, mencionó Ramírez.
Fue así como el pasado ocho de julio, fecha del aniversario 90 de su inauguración, se realizó una jornada de festejo para compartir con los funcionarios y contribuyentes. Además, a partir de ese momento se plantearon los recorridos guiados gratuitos; ya se han hecho dos, pero continuarán.
“Es como crear la cultura de su importancia, pues antes, para los mismos funcionarios era solo el lugar donde trabajaban, pero ahora saben su valor, los detalles de su construcción y demás. Eso genera sentido de pertenencia”, agregó el arquitecto.
Ahora, en el edificio hay un código QR que dirige a una página de la Secretaría de Cultura donde se cuenta la historia del edificio y sus atributos, permitiendo acercar a la ciudadanía con esa joya arquitectónica, que -aunque tiene 90 años- apenas empieza su tiempo de reconocimiento.
“La idea es ir haciendo que la gente conozca más de él e ir buscando más información para que, muy pronto, el Edificio Nacional sea un referente cultural y arquitectónico importante para la ciudad”, apuntó Ramírez.
El arquitecto, enamorado del imponente edificio que engalana el centro de la ciudad, confía en que habrá muchos años para lograr este cometido pues a esta fina estructura no la movió ni el terremoto del 99 y –ahora- con los cuidados que tendrá, será el abuelo mejor cuidado de Ibagué.