El pintor tolimense que no ha sido profeta en su tierra
El arte es la representación del alma. En el caso del maestro Edilberto Calderón, su arte refleja el talento, su gente, costumbres y formas de vida del Tolima.
Sin embargo, a pesar de su larga trayectoria, este pintor oriundo de Venadillo, según él, no ha obtenido el reconocimiento en su tierra, es decir, el lugar que retrata en sus pinturas.
En el transcurso de su carrera artística ha obtenido premios como: Premio en el Festival Nacional de Arte de Cali, mención de Honor en el Salón Francisco A. Cano de Bogotá, premio Nacional de Artes Plásticas y el premio Vera a la Modernidad en el Festival Internacional de Arte de Moscú.
“Yo me gané una bienal en Moscú, pero si hubiera sido cualquier de los niños consentidos de esta sociedad, eso hubiera habido pólvora de sobra. Pero, esto nadie lo supo, y era una bienal que seguramente no hay latinoamericano que se le haya ganado”, afirmó.
A pesar del poco reconocimiento que tiene en su territorio, Edilberto siempre está orgulloso de decir de dónde viene y representar a su región.
“Una de las cosas que por lo menos yo he logrado con mi obra es tener un carácter, un sabor y saber que lo mío sabe al Tolima. Sé que lo mío sabe a Ibagué”, mencionó el maestro.
Para Edilberto, su arte destaca porque no es parecido a nada que realicen en Europa o en otros lugares, puesto que su esencia se encuentra en el Tolima. Su obra artística representa su alma.
“Porque el arte conmueve y da crecimiento humano. Sea o no artista, porque esa es una cosa maravillosa donde se conjuga lo que hacen los seres humanos y lo que hacen también los espectadores. Es una asociación que a uno lo hace sentir y le da el ánimo”, aseguró.
Una vida por el arte
Su infancia la vivió en Venadillo, y como cualquier niño tolimense, jugaba trompo en la calle y montaba en su bicicleta, en la cual iba a Alvarado y Lérida.
Aquel momento en su infancia que influyó en la construcción en la persona que fue cuando adulto, se remonta a su temporada como acólito en la iglesia de su municipio.
“Como era acólito, encontraba en la casa cural las bondades y cualidades que no encontraba en la calle. Me fui formando en ese ambiente, donde leen, hay buenos modales, costumbres y respeto”, describió.
En ese lugar también tuvo su primer acercamiento con lo que es el color, los materiales y la creación, debido a que pudo ver el proceso de construcción y creación de la estructura de la iglesia.
Del mismo modo, su pasión por la pintura y el arte viene desde aquella época en su vida, porque fue cuando pintó por primera vez, contrariando el deseo de su familia.
“En las familias modestas era mal visto pintar, porque la consideración de las familias de clases altas o bajas es de qué va a vivir y cuánto va a ganar. Se sabe que la vida en el arte, y mucho más en un país como el nuestro, se espera o se piensa que va a ser bastante complicada”, comentó.
Tras encontrar su gusto por la pintura y el arte, el maestro Calderón decidió estudiarlo en la naciente Escuela de Bellas Artes de la Universidad del Tolima, que en ese momento contaban con un convenio con la Universidad Nacional de Colombia.
Esto permitía que los mejores estudiantes del Tolima fueran a formarse en Bogotá. Entre las personas beneficiarias estuvo Edilberto.
Estudiar en Bogotá le permitió recibir clases de artistas de gran talla nacional como: Alejandro Obregón, Fernando Botero, Jorge Elías Triana, Manuel Hernández y Enrique Grau. De la misma manera, obtuvo reconocimientos nacionales por su arte.
“Después de que terminé, un maestro mío de la Nacional, Jorge Elías Triana, fue a dirigir la Escuela Bellas Artes de la Universidad del Tolima y pidió a un profesor, de paso dijo que debía ser Calderón, quien había sido estudiante de la Escuela de Bellas Artes y ahora era un profesional con algunos reconocimientos nacionales”, contó.
Tras llegar a la Universidad del Tolima como maestro, su camino en la docencia destacó por su dedicación y contribución a la institución, a través de la creación de sindicatos y el apoyo a los estudiantes.
“Gracias a la docencia, pude aprender que el pintor no es solo ojos, ni es solo una imagen en un plano, sino que un artista en general, sea músico, literato o bailarín, lo que sea, debe tener una formación integral en el arte, las sociales, política, economía”, aseguró.
Impacto de su obra
“La obra mía no es una obra anecdótica, no se pueden hacer lecturas literales, ni lecturas descriptivas. En mi obra hay cosas para que el espectador las lea, pero no se puede decir que sea un discurso sucesivo, yo diría que es hasta incoherente”, explicó.
En sus pinturas, Edilberto busca crear una serie de espacios e imágenes que se rompen, o como él dice, se ponen patas arriba. Del mismo modo, tiene muy claro que no es fácil realizar una obra basada en un hecho particular de la cotidianidad.
Para conmemorar su trayectoria, este tolimense fue invitado a México, donde llevará a cabo una exposición de sus obras durante tres meses.
“El director del lugar donde expondré mis obras dice que le han gustado mucho y él va a escribir un artículo de inauguración de la exposición. Yo estaré regresando a Colombia como el 27 de junio”, dijo.
Este hecho representa un gran momento en la carrera del maestro, puesto que podrá divulgar su obra con el mundo. Sin embargo, esto demuestra cada vez más que no es profeta en su tierra.
“Es posible que los que menos se enteren de que yo voy a exponer en México sean los tolimenses, a quienes debería interesarles que se haga divulgación en universidades, museos, entre otros”, concluyó.