Hemos arrancado el 2024 con las pilas puestas y con la frente en alto, luego de una durísima campaña a la Alcaldía de Ibagué, en donde más de 70.000 ciudadanos nos dieron su voto de confianza.
Por ellos y por los propósitos que han rodeado nuestra carrera política de más de hace 20 años, aceptamos la curul en el Concejo Municipal que nos otorga el estatuto de oposición, para representar a quienes han creído en Jorge Bolívar para seguir construyendo ciudad desde este importante escenario.
Junto a la bancada conservadora, en el Concejo pretendemos realizar una oposición seria, con argumentos y con carácter pensando siempre en la institucionalidad y los soportes técnicos y legales de los proyectos que se presenten. Tal y como se lo dije a la Alcaldesa en la instalación del cabildo, ni yo, ni ninguno de mis compañeros conservadores pretendemos ser un palo en la rueda a los proyectos de la administración municipal, sino una voz crítica y respetuosa que permita enriquecer los debates y los temas en los que se vean comprometidos los intereses de quienes nos eligieron.
En mi caso, no volví al Concejo para pensar en ataques personales o atravesarme en el camino de las iniciativas gubernamentales, sino para aportar mi experiencia y toda mi capacidad de trabajo, de acuerdo a unas posturas políticas y unos argumentos sólidos que compartimos con nuestra estructura barretista.
Nosotros queremos hablar por los que no tienen voz. Representar a los ciudadanos que a diario se quejan porque no tienen agua o porque los siguen atracando en las busetas o las calles de Ibagué, y ese es el llamado que hoy quiero hacer: tenemos que trabajar pensando más en la ciudad y menos en los anhelos individuales, porque pareciera que a veces quienes ostentan un cargo público, olvidan, que de su accionar, depende la vida de muchas personas.
Yo ya tuve la oportunidad de estar en el Concejo en una curul de oposición, y de mi boca jamás ha salido una mala palabra o un ataque personal, porque creo firmemente que, por encima de los cargos públicos y las rencillas de los recintos, está la ciudad y desde luego los ciudadanos. También fui Secretario y sé lo duro que es trabajar en un proyecto y encontrar voces en contra.
Es por ello, que desde ya quiero proponerle a la ciudad, la creación de una veeduría para hacer seguimiento a la gestión de la alcaldesa Aranda, y verificar que la ejecución de proyectos importantes que están en el tintero de la administración, puedan tener feliz término, tales como el puente elevado de la calle 60, el Sistema Estratégico de Transporte, la malla vial, el desempleo, y desde luego, el servicio de agua, entre otros.
Vamos a dignificar nuevamente la labor del Concejo de Ibagué, apoyando lo que haya que apoyar, siempre y cuando aquello esté dentro de lo correcto, lo legal, y lo ético, y se haga pensando en el bien de todos los ibaguereños.