Así es vivir en una silla de ruedas en una ciudad poco incluyente e insolidaria
Daniel Guarnizo es un deportista paralímpico que vive a diario una verdadera travesía para poder movilizarse en Ibagué.
Según el joven, el desplazamiento desde su casa a sus entrenamientos es complicado debido a que el transporte público no lo moviliza ni posee las adecuaciones pertinentes.
“Para poder movilizarme hacia el Parque Deportivo o hacia el centro, me toca desplazarme en ruedas porque soy una persona de bajos recursos y no puedo pagar un taxi todos los días”, aseguró el atleta.
Además de las dificultades económicas que tiene por el poco acceso al servicio de transporte público, el deportista arriesga su vida al trasladarse por la carretera, puesto que la ciudad no cuenta con andenes y las ciclovías en diversas ocasiones son ocupadas por vehículos, basuras y no están bien pavimentadas.
“Hay momentos que he estado a punto de que me estrellen. Hay gente muy imprudente. Me han pasado cerquita de la silla, pero gracias a Dios ningún carro me ha cogido, ni ha pasado nada”, recordó.
De acuerdo con lo que relata, todos los días tiene que rodar desde su casa ubicada en el barrio El Salado hasta el Parque Deportivo por 45 minutos, debido a que el costo de un taxi o un Uber puede ser de $280.000 mensuales, dinero que prefiere invertir en sus hijos.
Esa situación es similar a la de cientos de personas en Ibagué en condición de movilidad reducida, que deben enfrentarse a las barreras del transporte público en la ciudad.
Este medio se contactó con la Administración Municipal para conocer cuál es la cantidad de personas en esta condición y manifestaron no tener datos específicos al respecto.
Sin embargo, la realidad que menciona Daniel no está alejada a la que muestran las cifras oficiales en cuanto a transporte.
Según el gerente del Sistema Estratégico de Transporte (SETP), Cesar Yáñez, Ibagué cuenta con un total de 916 busetas y de estas solo 37 tienen normas de accesibilidad para las personas con movilidad reducida o en condición de discapacidad.
Estas busetas se caracterizan por tener una rampa para movilizar a las personas en silla de ruedas, que para ser utilizada, el conductor debe desplazarse a la parte trasera del vehículo para bajarla y permitir que se suba el pasajero.
Sin embargo, el atleta menciona que no lo transportan en la buseta con la excusa de que no funciona la tecnología o porque simplemente les da pereza.
Esta redacción se contactó con un conductor de la ciudad, quien mencionó que ellos no reciben capacitación adecuada por parte de las empresas de la ciudad.
El secretario de Desarrollo Social de Ibagué, Óscar Huertas, comentó que es un tema estructural y se está desarrollando una política pública para la población con discapacidad, para garantizar que cada gobierno avance.
Por su parte, Cesar Yáñez afirmó que: “estamos mirando todo este tema para que se le den las garantías a personas con movilidad reducida. Esto es un proceso que trabajamos desde el SETP, ya que desafortunadamente las empresas no han hecho cumplir este reglamento a algunos conductores de los vehículos”.
EL OLFATO se intentó comunicar con la Secretaría de Movilidad Municipal, pero la única respuesta que recibió fue que los encargados de la problemática son la Secretaría de Infraestructura y el SETP.
Según Yáñez, el sistema de transporte busca que en el futuro los vehículos tengan accesibilidad para las personas con discapacidad visual y auditiva, además de movilidad reducida.
“Vamos a ser más estrictos en todo esto, pero nosotros aspiramos a que sea implementado prontamente y ojalá se pueda el próximo año”, comentó el gerente.
Mientras que las personas que deben vivir esta realidad desean no ser discriminadas por su condición, piden a la Alcaldía de Ibagué que se adecue la ciudad pensando también en ellos.
“Todos tenemos derecho a la ciudad, el alcalde debe poner rampas a los andenes, hay que adecuarlos para las personas con discapacidad”, finalizó Daniel.