El 50% de los talleres de costura en Ibagué se encuentran en la informalidad
La industria de la moda equivale al segundo sector más grande en la economía de Ibagué. Pero, a pesar de esto, la informalidad y las pocas condiciones laborales son un factor común en los talleres de costuras.
“No es secreto que hay explotación industrial en el sector. Hay mucha informalidad en el proceso. Hay talleres que no pagan bien”, declaró Jorge Luis Oviedo, estratega profesional de la Cámara de Comercio.
El no cubrimiento de la seguridad social de los operarios, ausencia en pagos acordados con los jefes, y a veces, los malos tratos son algunas características en los talleres de maquila. Esto se debe a que el 50% de estos se encuentran en la informalidad.
En el pasado, el sector textil se caracterizó por dar gran cantidad de empleos a los ibaguereños, pero también por ofrecer pocas condiciones laborales.
Sergio Quintero es testigo de esto, quien desde niño, gracias a su madre, conoció el trato a los operarios de la confección y lo vivió cuando inició su vida laboral.
A los 14 años, él aprendió a coser por primera vez. Creció alrededor de telas, hilos y máquinas. En el 2002, en su familia, como muchas de la ciudad, la confección era el principal sustento.
Su madre, cabeza de hogar, laboraba como maquilera en distintas empresas. Pero, sus horarios y las condiciones de trabajo de las que él era testigo lo influyeron a desear ser un apoyo para ella.
Así que, con el conocimiento que adquirió practicando en la máquina de coser de la familia, buscó empleo en una fábrica textil, para poder aportar a los bolsillos de su hogar y pagar su estudio.
Desde que inició a trabajar como operario y con la experiencia de su madre evidenció las condiciones laborales de este sector y las posibilidades que brinda para el crecimiento personal y profesional.
Su primera experiencia laboral fue en una empresa de forros para control remoto, con este trabajo pudo pagar su libreta militar. Después, ofreció sus servicios a otras fábricas textiles, pero, una en específico, le permitió comprender una de las realidades del sector.
Al iniciar a trabajar en una marca de ropa reconocida en la ciudad, tuvo una mala experiencia en el manejo de dinero y noto que “lo más importante para las empresas es la producción y que los operarios produzcan”, como afirmó.
“Como tenía experiencia en otros trabajos y máquinas, me ponían a reforzar en todo el proceso, repisar puños, cuellos y de todo. Me tocaba trabajar más, para producir más, pero el beneficio era solo para la gerente”, recordó Sergio.
“Inclusive, había personas que por la edad o por ser amigas, les ponían a hacer operaciones específicas y no les exigían más porque eran conocidas del jefe y les daban prioridades. Mientras que, yo, como joven y con experiencia, me explotaban mucho más”, añadió.
¿Cómo son las condiciones laborales en el sistema moda?
Las marcas de ropa en la ciudad utilizan dos formas de producción de maquila. La primera es tener sus propias fábricas con operarios y la segunda, y más utilizada, es la de contratar a terceros, o sea talleres de costura, encargados de gestionar personas y entregar la maquila a las empresas.
Estos talleres, o también llamados satélites, deben pagarle a sus propios empleados y producir la cantidad de productos que la marca de ropa les pide.
La constitución de estos ha permitido que operarios de fábricas textiles encuentren una forma de crear empresa. Un ejemplo de ello es Robinson Prieto.
A finales de 2006, él, un hombre ibaguereño, inició a trabajar en una empresa de textiles, como forma de tener un sustento para su familia. En sus ocho años de experiencia aprendió sobre costura y confección de diversas prendas, especialmente, pantalón.
Para él, trabajar en este sector de la economía le permitió crecer y visualizar un futuro con su propia empresa, porque si bien trabajó ocho años como operario, en el 2014, junto a su esposa decidió crear su taller de maquila. Aunque, el sostenimiento no ha sido fácil debido a los obstáculos propios de la economía.
“Con dos máquinitas empezamos a trabajar y vimos que fue bueno. La dificultad la encontramos en el paso del tiempo porque necesitamos de tecnología que es costosa para llevar a cabo los procesos y para ello es necesario, recursos económicos”, comentó.
Cada empresa de prendas les paga por la cantidad de tela maquilada. Con esto, las personas como Robinson, tienen la obligación de pagar a sus trabajadores las horas laboradas y el ARL.
Para los distintos actores del sistema de moda en la ciudad, las condiciones laborales de los operarios no son del todo suministradas. Como menciona Robinson Prieto en el caso de su taller: “Hoy en día todo está caro, uno no puede pagarle al empleado todo lo que pide el gobierno”.
“A la empresa no le alcanza para pagarle el salario y la seguridad social a los trabajadores. Antes, se pagaba muy bien, pero ahora es distinto porque el salario del operario y de la maquila no ha subido nada”, añadió.
Del mismo modo, la informalidad en los talleres es una de las principales razones de la falta de garantías en las condiciones laborales de los empleados, puesto que, desde esta, los empleadores pueden evitar pagar el seguro social o hasta el salario mínimo.
“El 50% de los talleres son informales y hay mercado para eso. Suelen hacer productos para comercializar a Huila, Caquetá, entre otros. Asimismo, están vinculados a almacenes como Panty Jeans”, informó Jorge Oviedo de la Cámara de Comercio.
Según Robinson, una de las causas de la informalidad es el alto costo que tienen los insumos y el propio proceso de maquila. La materia prima suele ser muy costosa, a pesar de que Colombia es un país agrícola, el algodón, hilo y la mayor cantidad de materiales son de exportación.
Asimismo, el costo de producción y recurso humano es muy alto, por esto, Robinson solo cuenta con tres operarios en su taller y similar a él, el 98,25% de las empresas en este sector suelen ser microempresas y el 1,43% pequeñas empresas.
Por este motivo, aunque él sea formal, puede ejemplificar su situación con los informales. “En el 2007, a uno no le pagaban ARL, ni salud, pero ganaba un buen salario. Sin embargo, con todo lo que se le tiene que dar al empleado es imposible para el empresario”, aseguró.
Los subsidios también son una de las razones por las que es tan compleja la formalidad en este sector de la economía. Para los trabajadores es mejor recibir las ayudas del gobierno que oficializarse con una empresa.
“Un elemento que tiene muerto el aparato productor de este país no solo son los subsidios del gobierno, sino que las personas se acostumbran a esa zona de confort y con eso viven”, mencionó Jorge Oviedo, de la Cámara de Comercio.
“Cuando yo fui a pagar el ARL a los operarios, muchos me dijeron que no seguían trabajando conmigo porque si los vinculaba perderían los beneficios que les da el Gobierno. Mucho operario prefiere trabajar en la informalidad, por eso mismo”, recordó Robinsón Prieto.
Para dar solución a esta problemática que influye en el crecimiento de la industria de moda en la ciudad, según la Cámara de Comercio, la Alcaldía de Ibagué y Cormoda realizan campañas de concientización a los informales sobre los beneficios de registrarse a la entidad.
También consideran que los impedimentos que genera la informalidad obliga a que los talleres informales vean como única opción la formalidad.
Sin embargo, los microempresarios como Robinsón aseguran que una forma de solucionar la problemática y darles un alivio es recibir apoyo económico por parte de la Alcaldía o la entidad responsable.
“Nos hace falta que nos den más oportunidades para poder emprender con maquinaria de última tecnología. Necesitamos que el Alcalde por medio de ayudas nos facilite poder ganar más e invertir en la empresa”, concluyó.
¿Existe industria textil en la ciudad? ¡Este es el presente del sistema moda!
Para la economía de Ibagué, este sector, según la Cámara de Comercio, representa el 60% de los ingresos. Lo que para otras ciudades podría denominarse la industria textil, en la Capital Musical de Colombia se le conoce como el sistema moda.
Este tuvo gran transformación en el transcurrir de las últimas décadas, porque pasó de ser uno que se centraba en la maquila a constituirse por la creación de marcas de ropa y productos únicos y diferenciados.
Desde la tragedia de Armero, en el año 1985, el Gobierno Nacional hizo una excepción de impuestos para el sistema económico de la región. Esto incentivó a que empresas de otras partes del país, como Fibratolima, Fabricato, Texpinal y Fatextol decidieron constituirse en la ciudad.
“A raíz de este ejercicio, se crean muchos talleres de confección en la ciudad y se empieza a pensar a nivel nacional, en los años 1997, en Ibagué como potencia de confecciones. Teníamos una red de talleres muy grande, pero le trabajaban a Fibratolima y a estas empresas”, declaró Jorge Oviedo, Profesional en Estrategia Sectorial de la Cámara de Comercio.
Al terminarse la ley de excepción, algunas de estas empresas decidieron dejar la ciudad, para volver a su lugar de origen. Del mismo modo, como consecuencia de la crisis de interbolsa cierra Fabricato.
Este hecho provocó que decenas de talleres que trabajaban para estas empresas quedarán sin empleador y generará una crisis en el sector. “La desaparición de Fibratolima, Fatextol y entre otras, provocó que se frenara el desarrollo de la producción textil en la ciudad”, mencionó Cesar Ramos gerente y fundador de Root+co.
A partir de este suceso se crearon diversos eventos y desfiles para apoyar a los empresarios y no detener en su totalidad el crecimiento de esta área de producción. Desde allí inicia el surgimiento de empresas como: Tomaticos, Monarca, Pigmento, C.P Company y Roott+co.
Desde esta transformación, se elimina la perspectiva de que existe una industria textil en la ciudad, sino que se concibe como un ‘sistema moda’. Esto se ve reflejado en el cambio que tuvo la popular plataforma Ibagué, Maquila y Moda a Ibagué, Negocios y Moda.
“Ya no solo hablamos de esas empresas que se encargaban de telas y maquila, sino que nos caracterizamos por la moda. Se involucra toda la cadena de valor del sistema moda: cultivo de algodón, tejeduría, diseño, modelaje, marroquinería, bisutería y joyería”, afirmó Jorge Oviedo de la Cámara de Comercio.
Aunque, para la Cámara de Comercio el fuerte de la ciudad en la actualidad sea la creación de marca y moda, empresarios como Cesar Ramos, director y fundador de Roott+co mencionan que: “el sector tiene muchos actores pequeños dedicados a la producción, pero no se hace empresa o crean marca”.
A nivel nacional, las principales industrias textiles son Medellín y Bogotá, pero en Ibagué se busca la competitividad desde la venta de un producto diferenciado. Algunos ejemplos de estos son: Evolution, María Camila Andrade, María Camila Cabrera, Mariana Laserna, entre otros.
Del mismo modo, se espera que en el futuro el 100% de las empresas de la ciudad puedan ofrecer al consumidor prendas, bisutería o zapatos que estén vinculadas con el impacto social y ambiental.
“Hoy tenemos ejemplos de personas que hacen marroquinería con cuero vegano, o sea, cáscara de manzana, banano, entre otras. La materia prima la traen del extranjero, sale costoso pero eso le garantiza que un bolso o canguro pueda costar $400,000”, resaltó Jorge Oviedo.
Los productos del sistema moda de Ibagué suelen ser comprados en la ciudad y se venden en otros lugares del país, como Medellín. Según la Cámara de Comercio, se suele exportar a Centroamérica y a Sudamérica, principalmente.
Sin embargo, para lograr que el sector de la moda en la ciudad crezca y tenga un buen futuro es necesario combatir las distintas problemáticas que este posee: la falta de operarios y la modernización tecnológica.
“La ciudad se encuentra con la maquinaria disponible sin operarios que trabajen en ella. La falta de condiciones laborales que existió o que la gente prefiere trabajos que son muy sencillos influyen en que escasee la mano de obra”, aseveró, Cesar Ramos.
Del mismo modo, “otro gran reto del sistema moda de la ciudad es la modernización tecnológica que permita mayor productividad en los talleres pequeños que no suelen tener recursos para adquirir grandes tecnologías. Asimismo, desarrollar mejores métodos de producción”, analizó Julio Mendoza, director ejecutivo de Cormoda.