En el Cañón de las Hermosas un grupo de 37 personas trabajan por desaparecer las minas antipersonas

El Cañón de las Hermosas, ubicado en el municipio de Chaparral, al sur del Tolima, dejó de ser el refugio de  grupos armados ilegales para convertirse en una zona de desminado humanitario. 

37 personas, en su mayoría mujeres de Chaparral, recorren cinco horas a lomo de caballo, sorteando el inclemente frío de la Cordillera Central, para llegar a la zona de despeje número cinco. Allí, trabajan con la organización internacional 'Humanity and Inclusion' descontaminando el territorio de artefactos explosivos. 

Toni Alejandro Vitola Jiménez, jefe de proyecto para el desminado humanitario en  'Humanity  and Inclusion', manifestó que el principal objetivo de la organización a nivel mundial es la atención a población vulnerable, pero desde el año 2015 se han dedicado a la detección y eliminación de minas. 

“Chaparral se divide en cinco zonas, cada zona le corresponde a una organización distinta. Nosotros operamos la zona cinco que comprende el Cañón de las Hermosas. Iniciamos operaciones en el mes de octubre del año pasado. Llevamos unos 10 meses entre alquilar la sede y consolidar el personal de estudio técnico y labores de desminado”, indicó Vitola Jiménez. 

El jefe de proyecto explicó que un gran número de las personas que adelantan estas labores habitan en el corregimiento de San José de las Hermosas. Anteriormente, se dedicaban a la agricultura, pero desde la llegada de la organización han empezado a trabajar en el desminado, una forma de construir  paz en este territorio. 

“A finales del año pasado, ellos se entrenaron en nuestra zona especial de entrenamiento ubicada en Cajibío (Cauca). Es un entrenamiento que dura aproximadamente 40 días, en el cual son capacitados por unos instructores de la organización en equipo no técnico”, explicó. 

El equipo no técnico, es el encargado de recopilar información sobre las posibles zonas de sospecha de contaminación por artefactos explosivos. Además, forman a la comunidad en asuntos relacionados con las minas antipersona.

Esta, es la primera labor que se realiza antes de iniciar el despeje de las zonas.  “El equipo debe capacitarse y pasar una acreditación, en la cual unos monitores de la Organización de los Estados Americanos (OEA) van a nuestra escuela de entrenamiento y les realizan  una especie de prueba para obtener la acreditación en el estudio no técnico”, señaló Vitola. 

Este requisito también aplica para el grupo de desminadores, los cuales ya despejaron una de las cuatro zonas y se encuentran eliminando contaminación en la segunda identificadas por el equipo no técnico. 

“Ya estamos en proceso de despeje de  una de las áreas, son 23.000 metros cuadrados donde el dueño del predio nos contó que hubo cinco vacas que ingresaron al sector y no regresaron, también se escucharon las detonaciones y le habían comentado que no ingresara porque los grupos habían sembrado minas en ese sector”, puntualizó el jefe de proyecto. 

Vitola Jiménez también mencionó que la presencia de la organización ha tenido buena acogida por parte de la comunidad, ya que el equipo no técnico y los desminadores reciben un salario con todas las prestaciones de ley, aportando a la formalización del empleo en esta zona rural de Chaparral.

La meta de despeje es de 43.000 metros cuadrados identificados, los cuales estarían listos en junio del 2023. Sin embargo, si llegan a encontrar zonas de sospecha, los metros y el tiempo de labores se extendería, al igual que el trabajo del equipo no técnico y el de los desminadores.