El misterio que rodea el destino final de la madera de los árboles talados en el Centenario

Se va a cumplir una semana de la tala de los samanes en el Centenario y es un completo misterio qué uso se dio a unas rodajas de madera que surgieron de ellos.

Aunque Infibagué manifestó que se transportó parte del material hacia la escombrera de la ciudad, EL OLFATO tuvo acceso a unas imágenes que revelan otro destino final: un restaurante del barrio Belén.

Además, se observa que el material fue transportado a través de un motocarguero y un vehículo oficial adscrito a la Secretaría de Ambiente y Gestión del Riesgo.

Frente a esos hechos, grupos de ambientalistas han denunciado que se podría haber presentado un tráfico ilegal o comercialización indebida de ese producto maderable.

“Es una madera muy fina, esos cinco árboles que tumbaron pueden valer más de $500 millones. Además, es patrimonio de la ciudad”, indicó un vocero de estos grupos.

“Sí se puede comercializar, pero debe conocerse qué criterio usó la autoridad ambiental competente para hacerlo. Estos árboles tienen una importancia maderable de 200 años. Su madera es muy valiosa y no puede ser que haya sido usada para echarla al fuego. Sería gravísimo”, manifestó un abogado experto en derecho ambiental.

Para corroborarlo, esta redacción se comunicó con las autoridades, Cortolima y la Alcaldía, para conocer justamente eso: bajo qué criterio acabó este material maderable en un restaurante y qué otros destinos tuvo en la ciudad.

Cortolima sostuvo que, de acuerdo con el Decreto 2981 de 2013, los operativos para la recolección de los árboles caídos en espacio público por situaciones de emergencia son responsabilidad de la entidad territorial, es decir, de la Alcaldía de Ibagué.

Así pues, al consultarle al secretario de Ambiente y Gestión del Riesgo, César Gutiérrez, y a su oficina de comunicaciones –a través de WhatsApp y llamadas– no se obtuvo respuesta.

Tal y como se prometió al final de ese chat (del jueves 5 de mayo), la Alcaldía de Ibagué no entregó una respuesta oficial por esa aparente irregularidad y solo generó más sospechas.

Así las cosas, esta redacción acudió hasta el restaurante en Belén que habría recibido parte de la madera de los samanes, con el objetivo de preguntar a través de quién obtuvo el material y bajo qué costo.

Sin embargo, la encargada del lugar manifestó no estar disponible porque se encontraba laborando. Horas después, al visitar de nuevo el restaurante, sus puertas estaban cerradas y nadie atendió el llamado.

El silencio de la Alcaldía, Cortolima y el restaurante solo hacen más grande el misterio y más urgente la pregunta: ¿cómo acabó parte de la histórica madera de los samanes en un restaurante del centro de la ciudad y qué uso recibió?