El nostálgico relato de una periodista que recordó su infancia a través de los desaparecidos árboles del Centenario
Hay pérdidas cuyo valor va más allá de lo monetario y de lo superficial, como es el caso de los árboles que fueron talados en el Parque Centenario, pues se llevaron consigo la sombra, el aire y la historia.
Hablar de su significado para el ecosistema se resume en una doble i: irreparable e irremplazable. Sin embargo, en esta ocasión hablaremos de lo que representaba para la ciudadanía.
"Lo que pasó en el Centenario, sobre la calle 10, me ha dejado la sensación de pérdida, es decir, como si yo hubiera perdido algo valioso y no pudiera recuperarlo", dijo Consuelo Restrepo, una reconocida periodista a través de sus redes sociales.
Y agregó: "siento que perdí recuerdos de la infancia, como cuando mi hermano mayor nos llevaba al colegio San Luis Gonzaga, ahora llamado Colegio Champagnat. Hacíamos el recorrido mínimo dos veces al día y era encantador sentir el túnel que formaban los árboles".
En su adolescencia, según narró, algunos amigos que venían desde Pasto pasaron sobre esa vía -ahora desolada y expuesta al sol- y quedaron encantados, pues "era caminar sobre las copas de los árboles".
"Vi tanta emoción en sus rostros que me convertí, a muy corta edad, en una promotora turística del Centenario. Lo llamaba el Central Park chiquito", contó con gracia.
"No he sido capaz de ir a ver el arboricidio o ecocidio. Siento que es como ir a la morgue para hacer un reconocimiento y me dolería mucho decir: ¡Sí! Son ellos, los samanes que conozco desde hace 40 años ", lamentó.
Esos árboles con los que soñaban Consuelo y muchos ciudadanos ahora quedaron convertidos en insomnios. Solo eso.