Entre tomas guerrilleras y catástrofes naturales: la historia de Luis Fernando Vélez, director de la Defensa Civil del Tolima
Incendios, derrumbes, inundaciones, personas desaparecidas en el nevado o un río, avionetas que caen en picada o suicidios. La Defensa Civil atiende toda clase de emergencias.
Son un grupo anónimo de voluntarios que visten de naranja y se encuentran al mando de Luis Fernando Vélez, director de la seccional Tolima.
Su vida siempre ha estado rodeada de riesgos: de ser militar y vivir tomas guerrilleras, pasó a atender las emergencias que inundaron a Mocoa y arrasaron con Providencia.
En diálogo con EL OLFATO, Vélez habló de lo que hace la Defensa Civil cuando no está salvando vidas, si es necesario tener estómago de acero para atender emergencias y de las acciones que algunos siguen cuando, por ejemplo, deben rescatar cuerpos sin vida. Estas fueron sus respuestas.
E.O: Usted decidió dedicarse a salvar vidas, pero no se hizo médico ni bombero, sino director de la Defensa Civil. ¿Por qué?
L.V: Serví en el Ejército durante 20 años y alcancé el grado de mayor. Viví varias tomas guerrilleras, sobre en el año 99, cuando se incrementaron atentados y secuestros en cabeceras municipales.
Estuve en Mitú, Sumapaz, los Llanos Orientales, en el Tolima (en las tomas a Villarrica y Prado). Cuando llegamos a Villarrica, estaban atacando por turnos la estación de Policía. Duró un día y medio la toma. Como esta, fueron cientos de experiencias en las cuales vi comunidades vulnerables, donde se presentaron situaciones de riesgo. Ellos sufrían y de ahí nació la idea de pertenecer a un organismo de socorro. Me retiré en 2010.
Entonces trabajé en gestión del riesgo en la Guajira y Pereira. En 2016 me nombraron como director de la Defensa Civil seccional Tolima. Soy administrador de empresas, también tengo una especialización en gestión del riesgo de desastres y otra en administración de recursos.
E.O: ¿Qué hacen los voluntarios de la Defensa Civil cuando no están salvando vidas?
L.V: Cuando no están en actividades de gestión del riesgo, los voluntarios se encuentran en labores de gestión social, ambiental o simplemente dedicados a su vida cotidiana: hay amas de casa, ingenieros, abogados, médicos, constructores, son personas de la misma comunidad. De un momento a otro, ellos pasan de estar trabajando en una oficina a ser héroes anónimos vestidos de naranja.
E.O: ¿Hay que tener estómago de acero para formar parte de la Defensa Civil? ¿Cómo lidia con la presión psicológica?
L.V: Para ser voluntario hay que tener vocación de servicio. Por lo tanto, no todo mundo puede hacer parte de la Defensa Civil. En esta labor humanitaria, los voluntarios no reciben ningún tipo de remuneración económica. El tiempo y el servicio que ellos dedican para la comunidad es totalmente gratuito. Solamente reciben indulgencias para el cielo, que Dios recompensará.
Por otro lado, contamos con un equipo de psicólogos que ayudan en todo lo que causan las emergencias en los voluntarios. Aunque son humanos, tienen una mente muy fuerte para no desvanecerse en las situaciones de crisis.
E.O: ¿Hay alguna ceremonia que siguen los voluntarios cuando, por ejemplo, deben rescatar cuerpos sin vida o personas que cometen suicidio?
L.V: Algunos voluntarios han manifestado que las personas se vuelven muy pesadas cuando cometen suicidio y no quieren dejarse cargar.
Como todas las personas creyentes en un ser superior, los voluntarios hacen un rezo por el cuerpo, le dicen que descanse en paz y le ayudan para que pueda irse sin problemas hacia otro plano. De un momento a otro, esto libera el peso y el alma del fallecido.
E.O: ¿Qué formación reciben los voluntarios para la atención de emergencias y gestión del riesgo?
L.V: Toda la preparación está relacionada con la gestión del riesgo de desastres. Ellos acceden gratuitamente a casi 25 cursos sobre rescates acuáticos, rescates en estructuras colapsadas, rescates vehiculares, manejo de sustancias peligrosas, brigadistas de emergencias, alojamientos temporales. La Defensa Civil también tiene carreras técnicas para sus voluntarios: 1) gestión del riesgo, 2) gestión ambiental, 3) acción social y 4) búsqueda y rescate.
E.O: ¿Qué emergencias lo han marcado de por vida y qué ha aprendido de ellas?
L.V: Indudablemente las emergencias que marcan son las de gran magnitud. Yo estuve atendiendo las emergencias de Mocoa y la de Providencia, donde muchas personas perdieron sus casas y sus familiares.
Salieron más o menos 15 voluntarios desde Ibagué hacia Mocoa, dejando sus trabajos y sus familias, para atravesar esa situación tan difícil. Rescataron víctimas, buscaron desaparecidos, administraron alojamientos temporales y coordinaron ayudas humanitarias.
Hubo situaciones de riesgo para los voluntarios, y a pesar de todo ahí estaban, con las ganas de ayudar a los menos favorecidos, para mitigar un poco el riesgo y el dolor. Para nosotros, servir a la comunidad y ponerse en los zapatos de otros es nuestro principio.
E.O: ¿Alguna situación le ha generado mucho miedo? ¿Cómo ha aprendido a dominarlo en situaciones de riesgo?
L.V: Todas las emergencias generan estrés y trabajo bajo presión. Esto, creo yo, se domina con el pasar de los años y ayuda a tomar decisiones con la cabeza firme.