Dane reveló que la pandemia del COVID-19 disparó la pobreza en Ibagué en cerca del 40%

El analista Eduardo Bejarano habló sobre las preocupantes cifras que reportó el Dane respecto a pobreza monetaria para el año 2020.

De acuerdo el especialista en temas económicos, aunque el Tolima "salió bien librado", en Ibagué el panorama es desalentador. 

Según su análisis, no hay una ruta clara por parte de la Administración Municipal de la capital tolimense para evitar que más personas sigan enfilándose hacia la pobreza.

EL OLFATO: ¿Cómo interpreta usted las cifras nacionales de pobreza monetaria y pobreza monetaria extrema?

Eduardo Bejarano: Pues no son una novedad ni me toman por sorpresa. En primer lugar, porque antes de la llegada del COVID-19 que inició en marzo 2020 ya las cifras sobre pobreza mostraban un deterioro en el país, tema que claramente se vio empeorado por la pandemia.

En segundo lugar, porque diversos análisis, incluidos los de Fedesarrollo y ANIF, ya mostraban con claridad que el COVID-19 le iba a pasar a Colombia una dura factura en términos de pobreza. Y finalmente, porque las cifras del mercado laboral local ya daban una idea de la magnitud del problema.

EO: Pero aterricemos en lo local. ¿Cómo le fue al Tolima y a Ibagué en este informe del DANE sobre pobreza?

E.B: Pues separaría el análisis. Si miramos el número de personas a nivel nacional en pobreza monetaria en 2019 contra el 2020, encontramos que el número de individuos en esta categoría en Colombia subió un 20%. Y al analizar lo mismo para el Tolima, creo que salimos bien librados, pues el aumento de la pobreza monetaria fue del 16%, es decir nos fue mejor que el agregado nacional.

No así con el caso de Ibagué que es preocupante, pues mientras como ya dije en el país el número de personas en pobreza monetaria subió un 20%, en Ibagué el porcentaje de aumento de personas en pobreza monetaria subió cerca del 40%, lo que da cuenta de que a la ciudad le fue muy mal.

EO: ¿A qué se debe que al Tolima no le fue tan mal y a Ibagué le fue muy mal?

E.B: Pues creo que hay varios factores, pero por las cifras del Dane y contrastando eso con los datos del mercado laboral, lo cierto es que en términos generales mientras la pobreza aumentó en las ciudades, disminuyó levemente en las zonas rurales.

Entonces siendo el Tolima un departamento en donde el peso específico de lo rural es relativamente alto y en donde las actividades agropecuarias pesan mucho en nuestra economía, eso ayudó a mitigar un poco el golpe.

Pero más allá de eso, creo que estas cifras demuestran una vez más que el modelo económico de Ibagué es un modelo fallido, débil y vulnerable ante situaciones económicas adversas. Es un debate extenso y con muchas aristas que ojalá se aborde con prontitud por el bien de esta ciudad.

EO: En sus redes sociales usted hablaba de que la pobreza en la capital del Tolima había subido un 314%. ¿Ese número de dónde sale?

E.B: Pues eso viene de la cifra de pobreza monetaria extrema para la ciudad, ya que el número de individuos en esa categoría subió en ese impresionante porcentaje.

Esto es a todas luces un campanazo que requiere medidas urgentes, pues las consecuencias de un aumento tan acelerado de la pobreza monetaria extrema son variadas y muy graves, en temas que pueden ir desde desnutrición, salud mental e indigencia hasta incrementos en los ya críticos niveles de inseguridad.

EO: En plata blanca, como se dice coloquialmente, ¿cuánta gente está en pobreza monetaria en la ciudad?

E.B: Pues según lo dice el DANE, estaríamos hablando de cerca de 237.000 personas. O sea que si usted considera que el Dane dice que en Ibagué hay 552.000 habitantes, estamos hablando que esos 236 mil en pobreza monetaria representan cerca del 43% de la población ibaguereña.

Y si hablamos de los que están en pobreza extrema, que para 2020 son 72.675 personas, esto significa que el 13% de los ibaguereños están allí. Todo esto sugiere que muchos de clase media se volvieron pobres, y muchos pobres bajaron a estar en la extrema pobreza. Preocupante, ¿no cree?

EO: Si, muy preocupante el tema. Pero antes en estas mismas páginas usted había sugerido que esto venía desde la administración de su amigo Guillermo Alfonso Jaramillo. ¿Es así?

E.B: Ya en el pasado les había dicho que ese señor no es amigo mío, pero en cuanto a lo que esto venía desde antes, es así. La ciudad venía registrando disminuciones importantes en pobreza, pero en 2018 esa tendencia se empezó a revertir y a aumentar de nuevo, pero no a los niveles que vemos hoy.

Y vea que esto coincide con el marcado deterioro del mercado laboral que venía desde la pasada administración. Y hay que ver la foto con mayor amplitud pues empleo y pobreza van de la mano. Pero ciertamente el COVID-19 nos pegó muy duro en términos sociales y económicos. Y aún falta.

EO: ¿Y qué hacer entonces? ¿Ve alguna salida?

E.B: Salidas hay muchas, pero la llave para abrir esas puertas las tiene especialmente el sector público. Y al momento, y puede que esté equivocado y sea injusta mi valoración, no veo una ruta clara por parte de la administración municipal para evitar que más personas sigan enfilándose hacia la pobreza.

Pero es una pregunta que habría que hacerle al Alcalde de Ibagué. Sin duda es una bomba de tiempo que estallará más pronto que tarde.

EO: Finalmente, con este panorama tan dantesco, ¿es viable la Reforma Tributaria?

E.B: No, que va a ser viable. Estas cifras sugieren que la clase media cada vez es más pequeña y se le quieren asignar responsabilidades tributarias enormes, desproporcionadas e injustas.

A este paso más personas de la clase media terminarán desfilando hacia la pobreza. Estas cifras deberían justificar el retiro de ese adefesio legislativo, o en su defecto la formulación de un proyecto más razonable, sensato y justo.