Terminamos el mes de febrero con la noticia de que Ibagué, durante el trimestre diciembre-febrero, fue la primera ciudad con mayor desempleo juvenil, 32,9%, y la tercera en desempleo entre las 23 ciudades y áreas metropolitanas, 21,5%.
Vale la pena recordar que la variación anual de la cantidad de micro negocios en Ibagué fue de -19,4%, pasando de 62.785 en 2019 a 50.595 en 2020, se perdieron 12 mil 190 micro negocios durante la pandemia.
Estos hechos se están volviendo paisaje para propios y extraños. Esta situación tiene un agravante, el pesimismo de los ibaguereños es grande, el 39,2% de los jefes de hogar creen que el empleo en los próximos doce meses disminuirá.
Lamentablemente pasan los días y no se conoce de alguna estrategia gubernamental concreta que supere la etapa de los anuncios.
Por ejemplo, las expectativas del “Plan piloto de reactivación segura de la población informal” anunciado por la Vicepresidenta de la República Marta Lucia Ramírez está justamente en esa situación: qué tanto se ha avanzado, cuánto presupuesto se le asignó desde los recursos municipales, cómo se articuló la cámara de comercio.
Muchos ibaguereños han recurrido a ocupaciones informales, logrando conseguir ingresos para el día a día, para pagar impuestos y servicios públicos, pero desafortunadamente, la respuesta del gobierno no es concretar el programa o entregar apoyos económicos para el emprendimiento formal de micro negocios sino realizar operativos de control de espacio público.
Y es que en Ibagué se ha vuelto costumbre conocer, en diferentes encuestas y estudios, que la situación económica de los hogares no es la mejor, sin que se haga algo concreto de alto impacto en el corto plazo.
La última encuesta publicada por la revista Semana indicó que los principales problemas que afectan a los ibaguereños y sus familias son la falta de empleo, la inseguridad, y la quiebra económica, este resultado se ajusta perfectamente con el voz a voz en la ciudad.
La situación económica de las familias ibaguereñas es preocupante; el Dane nos informó, según su último estudio para el trimestre diciembre-febrero, que, de cada 100 hogares en Ibagué, 52 consideran que su situación económica comparada con la de hace 12 meses está peor o mucho peor; el 40,6% de los jefes de hogar en Ibagué consideran que sus condiciones para ahorrar dentro de doce meses comparadas con las actuales serán peor o mucho peor.
Sabemos que la situación económica y el ahorro dependen de cuánto ingreso tienen los hogares y estos depende del empleo y del trabajo, situación muy compleja debido a que las estrategias para aumentar el parque industrial y la producción económica no impactan lo suficiente para superar el problema estructural de la ciudad.
Los jefes de hogar, también indicaron que, al inicio de la cuarentena en 2020, el 99,9% de hogares en promedio consumían 3 comidas en el hogar al día, y durante los últimos siete días en promedio solamente lo hacía el 88,4%, es decir, un 11,5% de hogares desmejoraron su alimentación diaria.
Además, la situación de las familias preocupa aún más cuando se conoce que de cada 100 niños que asistían a las instituciones educativas, 22 dejaron de hacerlo desde que cerraron las escuelas y colegios.
Día a día nos acercamos a las próximas elecciones nacionales y con esto nos alejamos de la posibilidad de gestionar el plan de desarrollo nacional.
Qué se necesita para formular y concretar el pacto funcional por la música propuesto por empresarios ibaguereños cuando vino el ministro de comercio José Manuel Restrepo, en qué quedó esta propuesta, se concretó; qué ha ocurrido con la propuesta privada del transporte masivo de Ibagué y con las otras propuestas de alianzas público privada; o con la culminación del acueducto complementario, necesario para el desarrollo urbanístico de la ciudad; qué tanto se ha gestionado el reciente plan de reactivación y repotenciación económica presentado por el gobierno Duque en el Conpes 4023.
Todo parece indicar que la suerte de la economía local es incierta, que la reactivación y repotenciación económica no generará grandes cambios en la estructura económica de la región, por lo que difícilmente saldremos de los primeros lugares de desempleo y de poco crecimiento económico.