Informe deja al descubierto producción y rutas del narcotráfico en el Tolima

Contrario a la creencia extendida -y alimentada por declaraciones de autoridades locales y regionales- según la cual el Tolima es un territorio libre de cultivos de uso ilícito; en los últimos seis años pudo registrarse en dicho departamento la persistencia de zonas de plantación de coca, marihuana y amapola. Así lo evidenció en su informe el Centro de Estudios Regionales (Cere) de la Universidad del Tolima.

A partir de datos oficiales referidos a la erradicación manual de cultivos de uso ilícito en el Tolima, pudo establecerse la presencia entre 2015 y 2020 de por lo menos 220.52 hectáreas cultivadas.

Andrés Tafur, director del Centro de Estudios Regionales de la UT, señaló que “si bien la dinámica de producción no es tan importante como lo fue la amapola en la década de los 90, no es para nada despreciable como para seguir argumentando que esta problemática no nos concierne. Más aún cuando la presencia de cultivos ilícitos se ha combinado con la instauración de importantes corredores de droga en el departamento”.

A este respecto, el informe identificó dos rutas de narcotráfico destacadas por el volumen de incautaciones: la que conecta a Planadas, Rioblanco, Chaparral, Ataco y Ortega, desde el occidente del país; y la de Natagaima, Coyaima, Saldaña, Guamo, Espinal y Flandes, desde el sur.

“No se descartan otras: Roncesvalles, San Antonio, Rovira y Cajamarca como ruta de tráfico desde el occidente hacia Ibagué, así como Honda, Mariquita y Alvarado desde el norte también hacia la capital del departamento”, indicó el profesor Tafur.

El informe del Cere-UT también presenta datos llamativos y preocupantes en relación con las capturas por el delito de tráfico, fabricación o porte de estupefacientes. Por ejemplo, su incremento en las zonas rurales del departamento: éstas pasaron de 9.2% en 2015 a 12,5% en 2019.

Asimismo, el involucramiento de jóvenes y menores de edad en el negocio de las drogas ilícitas: más de la mitad de las capturas realizadas entre 2015 y 2019 fueron hechas a personas entre los 18 y los 29 años. Por su parte, las capturas a menores de edad alcanzaron su punto máximo en 2017 con el 11% del total de capturas.

De igual modo, prende las alarmas en cuanto a la mayor vulnerabilidad a la que se ve expuesta la población del departamento del Tolima por la facilidad de acceso a las sustancias psicoactivas como marihuana, cocaína, bazuco, éxtasis y heroína; y a la fuerte incidencia de los contextos socioeconómicos en la generación de consumos problemáticos en la ciudad de Ibagué.

De acuerdo con el Centro de Estudios y Análisis en Convivencia, Seguridad Ciudadana y Paz, el 82% del total de consumidores dependientes viven en barrios de ingresos bajos, con dificultades de acceso a sistemas recreativos y de uso adecuado del tiempo libre.

Recomendaciones:

El Cere-UT promueve la reflexión en cuanto al fracaso de las medidas punitivas enmarcadas en la fallida ‘guerra contra las drogas’.

Asimismo, recalca la necesidad de superar la atención que se presta desde la institucionalidad al consumo de sustancias psicoactivas como un problema estrictamente individual, para comenzar a entenderlo como un asunto que se articula a problemáticas sociales, económicas, familiares y de salud mental.

En ese sentido, invita a la toma de medidas integrales que involucren un enfoque de salud pública y de derechos humanos.