Superó un desplazamiento forzado y ahora tiene un emprendimiento de aguacate en Mariquita
Heidi Johana Rojas es una bogotana de 36 años que desde muy niña ha vivido en el municipio de Mariquita, en el norte del Tolima.
Rojas cuenta con emoción que su historia de vida está siendo proyectada en la comunidad española de Cataluña, al igual que la de nueve mujeres más, víctimas del conflicto armado en el Tolima. ( La historia de 10 mujeres ‘Berracas’ del Tolima fue proyectada en Europa )
Su salto a la pantalla se dio gracias al proyecto ‘Berracas’ realizado por la Universidad Autónoma de Barcelona, la Universidad del Tolima y la Corporación Unificada Nacional de Educación Superior (CUN).
Rojas mencionó que un compañero suyo fue llamado por las personas que realizaron el documental y le dijo que necesitaban a alguien que tuviera alguna dificultad con el conflicto armado.
“Entonces él me recomendó para si querían entrevistarme. No tenía conocimiento de que íbamos a llegar por allá. Me decía que iban a hacer unas preguntas, que era una tesis que estaba haciendo. Uno no se imagina que va a llegar a este punto”, manifestó.
Que su rostro sea visto en un país europeo es motivo de orgullo y nervios porque “uno queda a la vista de muchas personas que en ese entonces lo único que querían era no verlo, entonces eso da un poco de nervios”, enfatizó.
Heidi se refiere a aquellos sujetos que la hicieron salir de su territorio en el año 2005. Se trata de los paramilitares del Frente Ramón Isaza, quiénes llegaron a la vereda y la obligaron a salir de su finca.
Rojas tenía en ese entonces 20 años y con lo poco que pudo sacar de su vivienda, salió en búsqueda de un mejor futuro a la ciudad de Bogotá.
No obstante, las cosas no salieron como las planeaba. Así que cuando el conflicto se apaciguó, decidió volver a su finca ubicada en la vereda La Cabaña de San Sebastián de Mariquita.
Luego de un tiempo, surgió un proyecto que le devolvió la sonrisa a la joven madre. Se reunieron seis mujeres de la comunidad y decidieron hacer guacamole.
“El proyecto del guacamole surgió de nosotros. En nuestra comunidad nos reuníamos entre varias mujeres para aprender a formar agricultura tropical, una de las compañeras sabía preparar el guacamole, pero nunca lo había comercializado. Era una receta de la casa, siempre se utilizaba para los almuerzos, pero nada más”, expresó.
Así que se les ocurrió la idea de comercializarlo. “Yo he sido un poquito más inquieta en ese sentido y tenía la posibilidad de trabajar en algo, porque para trabajar en el campo uno sufre mucho al rayo del sol”, indicó.
Por lo tanto, con la aprobación de su compañera iniciaron el proyecto llamado el Aguacatal. Esto también las ayudó a aprovechar el fruto, ya que se estaba perdiendo en las fincas y el transporte para llevarlo al pueblo era más costoso que lo que les pagaban por la producción.
La iniciativa ya se convirtió en una asociación llamada Asocamnorte (Asociación de Campesinos del Norte) allí están adscritos 11 mujeres y 11 hombres.
Sin embargo, este proyecto está un poco estancado porque se encuentran consiguiendo recursos para tener el certificado del Instituto Nacional de Vigilancia y Alimentos (Invima) y así poder comercializar su producto.
“Estamos entre nosotros en ese proceso de hacer eventos, recoger de una u otra manera algunos recursos para mirar si empezamos con infraestructura que es lo que nos exige el recurso Invima”, comentó.
Asimismo, explicó que han pedido colaboración de la Alcaldía de Mariquita y la Gobernación del Tolima para este proceso. Pero, ellos les piden un lote de la Asociación para ayudarlos con la infraestructura.
“Estamos trabajando en eso en mirar en donde podemos encontrar un lote. Y así mismo poder gestionar para infraestructura”, enfatizó.
Heidi junto a los integrantes de Asocamnorte hacen eventos de venta de tamales y rifas para conseguir el dinero para un lote. “Ha sido un trabajo en unión con todos los socios porque tenemos estancado el proyecto del guacamole”, agregó.
La mujer nunca se detiene, porque piensa que a pesar de las duras circunstancias, siempre hay una luz de esperanza.
“Yo siempre lo he visto así y de pronto más a profundidad le cuenta su vida y uno dice la vida de uno tiene que cambiar. No se puede quedar uno siempre en el pesar, siempre tiene que haber una luz de esperanza así se demore, así pase lo que pase siempre después de una tormenta, viene la calma”, concluyó.