Históricamente se viene presentando en nuestra ciudad una exagerada dependencia económica empresarial con el sector público derivada en gran medida por el complicado entorno económico y social, hoy trazado por los altos índices de desempleo, un sinnúmero de impuestos, una desordenada demanda de bienes y servicios, y una deficiente sofisticación de los negocios.
Esta alta dependencia ha traído consigo consecuencias que han oscurecido en gran medida los procesos electorales y de participación ciudadana, fuente de esperanza para las transformaciones que tanto requerimos, y en donde por la necesidad de sobrevivir económicamente, ha generado que, a mi modo de ver, se empeñe nuestro activo más importante como seres sociales: El poder de elegir libremente y a conciencia.
Estas prácticas clientelistas, muy bien conocidas por los politiqueros de turno, lamentablemente han permeado los escenarios empresariales, pues cada vez es más notable como obligan a ciertas empresas, particularmente aquellas contratistas, no solo a votar por los candidatos respaldados por estos voraces de la política, sino también a que convenzan a otras empresas para que hagan lo mismo.
No podemos seguir sometidos a los intereses de gobernantes de turnos o de oportunistas electorales, y para ello se hace necesario mantener una independencia económica sustentada en una cultura de emprendimiento, entendida no solo como la creación de nuevas empresas, sino de nuevas líneas de negocio al interior de las ya creadas, en donde la creatividad e innovación estén acompañadas de estrategias digitales que nos permitan llegar a cualquier parte del mundo sin depender mucho del tan golpeado mercado local.
Es por esto que invito las fuerzas vivas de la ciudad, conformadas por los colegios y universidades, a que junto con el sector empresarial iniciemos con esta transformación, en la que colectivamente logremos la tan anhelada independencia democrática y económica.
“En Latinoamérica es posible que el progreso se logre, no cuando lleguen buenos gobiernos, sino cuando los individuos se independicen de sus gobiernos en la mayor medida posible”, Jorge Luis Borges.