Cámaras, naturaleza y pasión: un ibaguereño que capta animales del mundo
Viajero. Es la palabra con la que más se identifica Ernesto Obando, joven ibaguereño, quien desde el 2006 se propuso conocer las maravillas del mundo acompañado de su cámara. Después de un viaje y de una conversación con una extranjera, Obando entendió que debía añadir una nueva palabra para describirse a sí mismo: él era un fotógrafo de la naturaleza.
La historia comenzó en marzo del 2013. El colombiano tomaba fotos desde la cubierta de un barco en México, en el archipiélago Revillagigedo, acompañado del equipo de producción del documental Tiburones de México. Después de varios días tratando de captar ballenas, una mujer le preguntó: “¿Hace cuánto tomas fotos?” Obando trató de explicarle que no, que no era fotógrafo, solo un viajero. La respuesta de ella fue una risa incrédula y otra pregunta: “¿Es una broma?”.
La mujer era Becky Kagan Schott, camarógrafa de profundidades que ha trabajado para Discovery Channel y National Geographic, además, ganadora 5 veces del Emmy (premio de la industria televisiva norteamericana). Ella, que estaba allí para la producción del documental, comparó sus fotos con las de Obando y le dijo: “Si de verdad no eres fotógrafo, deberías serlo. Tienes muy buen ojo.”
Después de ese viaje y de las palabras de una profesional como Becky Kagan, el ibaguereño decidió estudiar la teoría que desconocía y se enfocó en la fotografía que más disfrutaba: la de animales. Los siguientes años se dedicó a viajar por el mundo en la búsqueda de lobos, tiburones, pumas, osos polares. En el camino identificó las habilidades que debía perfeccionar para ser un buen fotógrafo como la paciencia y la conexión.
“El animal es el que permite que uno le haga la foto. Puede sonar pretensioso decir que tengo una conexión con los animales, pero, así no la tenga, eso es lo que yo debo buscar cuando voy a fotografiar un animal, necesito esa conexión, esa mirada o ese sentimiento”, explica Obando. Lograr una imagen puede llevar días y encontrar la conexión con un animal necesita de persistencia y suerte. Por eso es común escuchar que Obando se refiera a las fotos como regalos que los animales le hacen.
Un regalo ocurrió en 2015 en el Parque Nacional de Yellowstone, en Estado Unidos. El propósito de Obando era fotografiar un lobo, animales territoriales que andan en manadas de hasta 20 miembros. Cuando empezó el trabajo de observación, entendió que en la vida real los animales no se pasean cerca de las cámaras, tal cual los documentales hacen parecer. Estos están lejos, no les interesa acercarse a los humanos y fotografiarlos requiere de equipo especial y persistencia.
Día 1: Conocer el comportamiento del lobo. Día 2: Ver a las manadas cazar y seguir sus presas. Día 3: ver lobos alimentarse de presas que ya habían asesinado. El proceso de observación y de acceso al entorno duró cerca de una semana hasta que Obando logró su objetivo:
“Al día 6 conseguí estar muy cerca de un lobo después de haberlo seguido durante 3 kilómetros en mi carro y bajarme en un lugar en el que de pura suerte el lobo se cruzó. Pasó a 10 metros mío y logré hacer una foto muy linda. Los tres segundos que el lobo me miró y me regaló ese instante para la fotografía ha sido muy especial para mí”, relata Obando, quien explica que esta historia expone lo que implica ser fotógrafo de naturaleza.
Además de la paciencia, la observación y la constancia, hay otro aspecto necesario para adentrarse en este mundo: el presupuesto. En Colombia, aclara, no hay mercado para un fotógrafo de naturaleza, no hay editoriales o revistas como en Europa o Estados Unidos. Él trabaja en Sura como vendedor de seguros y en sus vacaciones, las cuales parte en dos, viaja por el mundo. Ahorra y se propone metas en el año para lograr financiar sus viajes que pueden costar, mínimo, 12 millones de pesos.
Obando hace una lista, osos polares: 4.500 dólares. Pumas: 3.500 dólares. Jaguar: 3.000 dólares. A estos se adiciona el costo de tiquetes. Si va a tomar fotos en profundidades, debe alquilar del equipo especial para tomar fotos bajo el agua. Sin embargo, considera que el costo no es un obstáculo para él ni para cualquiera que se proponga recorrer el mundo. La fotografía lo motivó a trasnochar, madrugar y ser más productivo en su trabajo para obtener los ingresos necesarios.
Con esta motivación ya recorrió 43 países, tomó fotos en Antártica, el Ártico, Serengueti, Masái Mara, Kabini, Yellowstone, Amazonía, Patagonia y Tiger Beach. Es guía de fotografía de Aurora Boreal en Noruega y de Pumas en Chile. Es embajador de la marca de cámaras Olympus para Colombia y una de sus fotos fue portada en la revista europea de naturaleza, Mondberge.
Con sus fotos, además de historias, Obando quiere que las personas se acerquen a la naturaleza y creen consciencia para protegerla: “Uno de los objetivos que persigo con mis fotografías es que la gente genere conciencia a través de la admiración”, cree que cuando una persona ve la belleza de una rana, un ave o un primate, puede generar conciencia frente al consumo su efecto en el hábitat de estos animales. Su mensaje es claro: debemos conservar.
Otro mensaje que da con palabras y con el ejemplo es para las personas que quieran conocer el mundo. Se requiere trabajo, pasión y presupuesto, pero es claro: “las personas normales común y corrientes como yo también podemos viajar”. Con su historia quiere motivar a que más personas de Ibagué, el Tolima y Colombia se incentiven a explorar el mundo. Por ahora, mientras algunos se embarcan al reto, es válido empezar con disfrutar sus imágenes; solo verlas permite sentir un trozo de ese mundo.
Su trabajo fue portada en Mondberg, revista europea y las fotos en su Instragram, @ernestoobandog, son virales entre sus 10.700 seguidores internacionales.