Colombia, con los mayores niveles de ansiedad por la pandemia
Nuestro país superó en ansiedad y paranoia a países como Brasil y Estados Unidos, junto con los cuales también mostró altos niveles de estrés, que sobrepasan los umbrales considerados como normales.
“Investigaciones previas señalan que las personas que viven en ambientes rurales tienden a realizar mayor actividad física y a establecer relaciones sociales más cercanas, lo cual puede protegerlas de afecciones psicológicas cómo el estrés y la ansiedad, que tienden a acentuarse en las ciudades”.
Estos son algunos de los hallazgos de un estudio realizado durante la etapa inicial de la cuarentena preventiva establecida por el Gobierno nacional como medida para evitar la propagación del SARS-CoV-2 en el país.
En la investigación se estableció además que la percepción de que otros cooperan y se cuidan fue el mejor predictor psicológico para que los ciudadanos adoptaran medidas preventivas como el distanciamiento social durante la fase temprana de la cuarentena.
Según la teoría, cinco factores fundamentales promueven el cumplimiento de las medidas de aislamiento:
- Miedo a la enfermedad
- Conocimiento objetivo
- Comprensión de las razones subyacentes a las medidas de prevención
- Confianza en los medios de comunicación consultados
- Predicción social: coopero si siento que otros cooperan.
Así lo explicó el profesor Ricardo Tamayo, del Departamento de Psicología de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) Sede Bogotá, quien también destacó que, en retrospectiva, una alta calidad de vida superó todos los otros predictores de la capacidad para aislarse durante la fase temprana de la cuarentena. “Las personas reportaban disponer de los medios para cumplir el aislamiento, seguido por la predicción social y el conocimiento de la enfermedad”, subrayó.
Acciones positivas
La investigación, realizada por el grupo de investigación en Psicología Experimental y Aplicada, partió de las respuestas obtenidas a través de encuestas virtuales en Colombia y luego se completó con observaciones de Alemania, Brasil, Estados Unidos, Israel y Noruega, ampliando la perspectiva de las conclusiones.
Después de aplicar los filtros de mayoría de edad, respuestas completas, y respuestas rápidas, 2.264 participantes fueron la muestra definitiva usada por los investigadores involucrados en el estudio.
En la primera fase (alrededor del 21 de marzo), el conocimiento objetivo del COVID-19 era relativamente bueno y los preparativos para afrontar el aislamiento y la confianza en los medios eran aceptables. Sin embargo, se encontraron bajos niveles de predicción de cooperación de otros y baja percepción de riesgo de contagio.
Los resultados destacan la importancia de los esfuerzos para comunicar la eficacia de las restricciones al público: el control exitoso del contagio requiere comprender la psicología implicada en aceptar las restricciones y cumplir las recomendaciones de salud pública, detalla el académico.
En el estudio comparado se encontró que los ciudadanos de varios países tendían a percibir las restricciones como efectivas y calificaron sus propias acciones como positivas en aras de limitar la propagación del contagio.
La insatisfacción con las reacciones de los respectivos Gobiernos se asoció con mayor percepción de riesgo, preocupación y miedo, además de paranoia. En los primeros días y semanas de la epidemia una parte significativa de los encuestados ya estaban experimentando niveles clínicos de estrés.
Los resultados reflejaron un desbalance típico entre las opiniones sobre la efectividad de las propias acciones versus las acciones de las autoridades (nacionales o locales) y las de otras personas. Esto se reflejó especialmente en Brasil, Colombia y Estados Unidos, donde las personas consideraban que sus Gobiernos reaccionaban de manera ineficaz.
“La base de nuestras conclusiones fue una serie de encuestas aplicadas poco antes del aislamiento preventivo obligatorio y durante el pico de la pandemia. En la fase de recuperación también recopilaremos opiniones para tratar de sugerir acciones para fomentar conductas colectivas coordinadas por parte de los ciudadanos”, agrega el profesor Tamayo.