Una “belleza” que pesa más que la muerte: El valiente relato de una joven ibaguereña que logró superar la anorexia
Aunque por muchos años lloré, mentí y me lastimé, hoy llega el momento de hacer públicos estos renglones. Así que si me están leyendo, deben saber que este, es tan solo el resumen de una historia real muy humana, llena de mucho dolor pero también de mucho amor y gratitud. Una historia, que como muchas otras (a veces desconocidas) lleva un mensaje esperanzador a todas aquellas personas que hoy, enfrentan una difícil situación, llámese enfermedad, obsesión y/o adicción.
Mi historia (una historia que podría ser tu historia si le cambias los nombres y algunos personajes) tiene como hilo conductor la autoimagen, la búsqueda imparable de la “perfección física” – no por vanidad, sino por querer encajar en una sociedad de apariencias y estereotipos- que se convirtió en una pesadilla; en una horrible y enfermiza obsesión que me tuvo caminando al filo de la muerte por más de cinco años. La comida se convirtió en un castigo, las calorías en miedos y finalmente la “famosa dieta” me llevó a padecer uno de los trastornos alimenticios más frecuentes en nuestros días: Anorexia.
Mi largo vía crucis inició a finales del 2008, justo cuando entraba a la etapa “bella de la adolescencia”; empecé a sentir la presión de aquellas palabras que pesan más que puñaladas; toda mi atención e intereses estaban centrados en lograr alcanzar el peso ideal: “Solo bajaría cuatro kilos, esos que los médicos decían que tenía de más.”
Al principio todo fluyó de maravilla, pasados seis meses ya había perdido el control. Había adquirido el boleto directo al infierno. Empezaron a aparecer los colores negros, no había tonalidad de grises, mi arco iris desaparecía y mi sonrisa también. Llegué a pesar 19 kilos, lo que pesa un niño a sus seis años mientras que yo tenía 17.
Pero, quizás se estén preguntando, ¿quién les habla ahora? y la respuesta es sencilla: Una joven madura que poco a poco ha venido reconstruyendo su identidad para ser feliz, para acompañar, servir y ser luz para otras personas que pasan por lo mismo; que de una u otra manera, viven apegadas a creencias destructivas, pensamientos limitantes y memorias del pasado que no se ven capaces de soltar por miedo a suponer una caída de sus máscaras, pedir ayuda, mostrarse vulnerables y tener que construir una nueva manera de vivir y hacer el trabajo de crecimiento personal que supone conectar con su verdadera esencia.
Me llamo María Camila, tengo 24 años, soy arquitecta interiorista, joven emprendedora y también padecí de un TCA – Trastorno de la conducta alimentaria-. Nací y crecí en la ciudad de Ibagué. Quienes me conocen, saben que a la edad de los 12 años, comencé a perder mi sonrisa y mi mundo se comenzó a extraviar por caminos que me llevaron a vivir un verdadero infierno (difícil de entender para muchos) pero, al que diariamente y tristemente miles de familias colombianas se tienen que enfrentar; muchas veces perdiendo la batalla.
Hoy, que los años han pasado, que mi herida ha sanado, que he aprendido a ordenar mi mente, a escucharme y a amarme; abro mi corazón para hablar públicamente de los TCA (desde mi experiencia), porque creo que es un tema tabú, algo que asusta y de lo que la gente no sabe cómo hablar, y son precisamente las cosas importantes y dolorosas las que deben tener prioridad y trascendencia en nuestra sociedad, y a las que debemos enfrentar; así como lo hace alguien que lucha contra un cáncer, una diabetes, o una gripe, que habla abiertamente de ello y no se ocultan ni sienten culpabilidad o vergüenza por sufrir ó haber sufrido la enfermedad.
Como parte de mi propósito de vida, como parte de mi misión, y como promesa a Dios, quien me trajo de vuelta a la vida y me regaló un bello renacer, para hacer pública mi historia en un libro que me ha tomado más de dos años escribir y dar forma: “Silueta de una sombra deseada – el coraje de volver a soñar”. Libro con el que busco no solo mostrar una realidad dura pero necesaria, tocar corazones y ayudar a familias, sino también cambiar la perspectiva de los que juzgan sin conocer y darle la importancia y trato que se merecen las personas que hoy atraviesan por esta enfermedad.
A todos los que me estén leyendo y estén enfrentando algo similar, mi mensaje es:
¡Luchen!, no se rindan; es posible recuperarse si le ponen el corazón, la voluntad y mucha fe. La vida es espectacularmente bella, en cada uno de sus instantes, en cada particularidad, en cada matiz insignificante, en cada atisbo de vida.
Los invito a escuchar el podcast en Spotify: Hablando Solas – Episodio 11: “Siluetas de una sombra deseada” ó por medio de la pagina Web.
Y si estan interesados en conocer la historia completa y apoyar este bello proyecto, pueden adquirir el libro comunicándose directamente al WhatsApp: (+57) 3017072288 ó también por medio de la pagina de Instagram: @silueta.deseada y en Facebook: silueta.deseada.
Aquí, una pequeña parte de su contenido:
“Papá y yo, escribimos nuestros deseos en hojas, que luego quemamos para dejar que el viento arrastrara sus cenizas. Mi deseo fue el mismo que pensé en mi cumpleaños: “Dios, si realmente existes llévame contigo, regálame la muerte. Quiero morir”
Seguía imaginando mi velorio y soñaba con la libertad que me traería la muerte, creía que solo ella podía darle paz a mi alma y permitir a mi cuerpo soltar las amarras que me aprisionaban y hacían sangrar mis heridas todos los días”.