Expertos aseguran que el COVID-19 no genera un mayor riesgo para las embarazadas
Si bien las gestantes son población de especial protección, la actual evidencia científica indica que por lo pronto los efectos del COVID-19 en ellas no representan mayor diferencia que la población en general y por tanto, no hay razones para pensar que el virus y la enfermedad pueden tener en ellas una mayor incidencia, severidad o letalidad.
En las investigaciones publicadas tampoco hay datos contundentes que sugieran un mayor riesgo de pérdida del embarazo o alteraciones de desarrollo fetal relacionado con el COVID-19. Tampoco se ha evidenciado transmisión vertical o a través de la leche materna.
Sin embargo, todas las gestantes -al igual que el resto de la población- deben seguir y acatar todas las disposiciones en materia de aislamiento y las medidas de prevención como el permanente lavado de manos con agua y jabón, distanciamiento físico de mínimo dos metros entre personas, uso de tapabocas, entre otras indicadas por las autoridades. (Ver: Especialistas dan recomendaciones para sobrellevar un embarazo durante la pandemia del Coronavirus)
En todo caso, las embarazadas y sus familias deben estar atentos a los síntomas del nuevo coronavirus, los cuales son fiebre mayor a 38°C, tos y dificultad para respirar principalmente, e incluso los signos de alarma obstétricos como hipertensión arterial, cefalea, trastornos visuales y auditivos, actividad uterina, sangrado genital, entre otros.
A su vez, deben continuar con la atención integral al embarazo que, de no cumplirse, podría aumentar el riesgo de complicaciones por otras causas durante esta emergencia.
“Se destaca además que debido a que las atenciones prenatales y posnatales para la mujer y el recién nacido son consideradas esenciales, no hay razón para que sean canceladas por la emergencia sanitaria”, indicó Ricardo Luque, asesor en Salud Sexual y Reproductiva del Ministerio de Salud, añadiendo que las atenciones deben ser realizadas usando modalidades como telemedicina o atención domiciliaria.
En este sentido, las EPS deben facilitar los mecanismos para que las usuarias sean informadas sobre su nuevo esquema de atenciones y sobre los signos de alarma que deben seguir.