José Luvin Latorre, un universitario ejemplo de superación
Latorre reside en el Ricaurte parte alta, un lugar ubicado al sur de la ciudad caracterizado por su cultura popular y las arduas condiciones de algunas familias que habitan allí. Su infancia transcurrió en las aulas del colegio Simón Bolívar, y más adelante la Normal Superior abrió sus puertas para recibirlo en su adolescencia y terminar el bachillerato.
A pesar de su condición física, Latorre tiene claro que para lograr las cosas hay que definir un rumbo claro en la vida:
“Mire…, todo es posible, todo se puede lograr desde que usted quiera, tenga voluntad y claridad en la cabeza de lo que va a hacer; para mí lo más importante en la vida es saber para dónde se va”, dice mientras sonríe, porque si hay algo que caracteriza a José Luvin es que casi siempre que habla, su rosto expresa una sonrisa.
Latorre viene de una familia trabajadora y “echada para delante”, como dirían los paisas, su padre forma parte de la cuadrilla de una empresa encargada de la limpieza del espacio público, y su madre es pensionada y se ha desempeñado en diversos oficios a lo largo de su vida. “Todos los días converso con mi familia, hablo con ellos antes de ir a la universidad; ellos son quienes me han ayudado a estar aquí”, expresa el joven de 25 años quien asegura que su familia es parte fundamental en todo su proceso.
Y es que para este universitario su entorno es esencial, aunque puede defenderse por sí solo la mayor parte del tiempo, en su día a día existen situaciones para las que requiere apoyo y acompañamiento, por ejemplo, para acceder en ocasiones al transporte público, a algunos lugares que poco conoce, incluso a espacios de la universidad. Mientras José Luvin responde a esta entrevista hay un joven universitario que lo acompaña, con quien hace fila para almorzar en el restaurante de la Universidad del Tolima. De lunes a viernes estudia, desayuna en las mañanas en su casa y el almuerzo es en la UT, poco antes de regresar a casa.
“A veces como no hay para pagar todos los pasajes del mes, buscamos a alguien que me pueda acercar, le damos un pago mensual y así aseguramos mi llegada a la universidad, porque en lugares como Medellín uno sí tiene la posibilidad de acceder a todo el sistema integral, aquí no, aquí es diferente”, asegura.
Las horas de mayor tráfico en Ibagué sugieren sensaciones de estrés para José Luvin debido a la intensidad, agitación y rapidez de la población, su movilidad en la ciudad y el transporte público.
Por otra parte, asegura que una de sus pasiones es estudiar. Actualmente estudia Ciencia Política en la Universidad del Tolima y sueña, una vez egresado, comenzar a “trabajar en proyectos de inclusión laboral para personas con discapacidad, porque el problema de nosotros es eso, la ubicación laboral”, además agrega que “por mi carrera mantengo informado, pendiente de todo lo que ocurre en el país y aunque estudio ciencias políticas no tengo una ideología preestablecida, he leído sobre varias cosas, pero no me inclino hacia ningún lado, prefiero ser crítico frente a mis pensamientos y acciones”.
La vida de José Luvin Latorre es normal, como la de cualquier otro ciudadano y estudiante que no tiene alguna discapacidad física. Su día inicia a la 5:00 de la mañana y termina, en promedio, a las 8.00 de la noche. Desde que se levanta hace algo de ejercicio y luego va rumbo a la Universidad.
“A veces uno se pregunta por qué está aquí, sobre todo para qué, y especialmente cuando uno presenta una discapacidad, pero cuando pienso en lo que quiero en la vida y para dónde voy, es ahí cuando sigo adelante, porque sé lo que realmente deseo”, agrega.
“He pensado realizar una especialización y ya luego ejercer todo lo aprendido en la Universidad, considero que afuera es donde uno va a conocer bien todo, afuera y lejos de las aulas de clase, en la calle con la gente”, concluye.