El futuro gremial regional es tan valioso y estratégico como lo es el político, el tecnológico, el empresarial, el educativo o el ciudadano. Es decir que por tratarse de una construcción colectiva, base fundamental del desarrollo, ninguna de estas decisiones deberá apartarse de esta visión.
En lo que tiene que ver con comprometer el futuro en cualquier sector de la sociedad, no podemos perder de vista que las decisiones no deben ser unilaterales, menos impuestas, o amañadas por pequeños grupos locales acostumbrados a buscar y saltarse por el camino del atajo, del irrespeto a las normas y procesos y del desconocimiento de otros actores con mayor capacidad de aportar a la construcción social.
Nadie puede tomar como propio en sus manos el futuro de una región. Si el desarrollo “es un asunto mental”, compete es a la sociedad en pleno construirlo. Y la mejor forma es a través de la concertación abierta, enriquecedora y resiliente (“capacidad de los seres humanos para adaptarse positivamente a situaciones adversas”).
Bajo esta premisa, la región requiere el fortalecimiento de liderazgos, entiéndase buenos liderazgos, los que convoquen, los que unan, los que tomen en cuenta las minorías, los que escuchen a los que no tienen voz, los que sean capaces de pensar y construir desde los zapatos de otros. Es tal el cúmulo de necesidades y carencias, es tal el olvido, por ejemplo el que viven miles de microempresarios que luchan día a día para sobrevivir con sus pequeñas unidades de negocio sin quién les tienda la mano, sin quién los oriente, sin quién los capacite, sin quién les ayude a construir fundamentos sólidos para ser productivos y competitivos. Nadie podrá con pócimas mágicas romper esta inercia y este marasmo de no futuro, de incertidumbre y de desempleo que vivimos.
Estamos “mamados” de lo mismo. Por eso esta región en términos gremiales no avanza, porque no traza grandes derroteros. Supuestos voceros que toman como propia las angustias de otros para hacer física y ramplona politiquería y para sacar provecho personal. Esta región está estancada porque la suma de intereses personales, nos tiene amarrados como la horda de cangrejos que no deja salir del balde a nadie de su misma especie.
Un nuevo escenario de futuro deberá construirse con empresarios, comerciantes, líderes ciudadanos y grupos que le apuesten a la defensa de lo público, que no se arrodillen ante el mezquino favor que condiciona y doblega. Voces de nuevos líderes que honren su palabra, que no negocien su voto por pequeños reconocimientos, que sean capaces de deslindarse de esa masa que siempre quiere manipular detrás de la cortina y se lancen a hacer otros llamados y a dar ejemplo con sus decisiones y acciones.
Para ello, el buen ejercicio político de quienes sean capaces de marcar con su huella dactilar el compromiso con la región, y que actúen sobre pilares claros de honestidad y transparencia, podrá ayudarnos a tomar buenas decisiones. Como bien lo dijo alguna vez Ghandi, un pequeño grupo de personas sí está en capacidad de iniciar y gestionar el cambio de nuestra historia.