Popularmente conocido también como turismo de negocios y eventos, la sigla internacional M.I.C.E significa Meetings (reuniones o encuentros), Incentives (Incentivos), Conferences (Conferencias) and Exhibitions (Ferias). Una industria millonaria que tanto hoteles como aerolíneas y destinos hacen sus mejores esfuerzos para atender un segmento inagotable, exigente y con un alto poder adquisitivo.
Durante ocho años, el país se ha mantenido en el top 5 de los mejores destinos en Latinoamérica para el turismo de reuniones, después de Brasil, Argentina y México. Colombia es el cuarto país de América Latina que más realiza eventos según cifras de la ICCA (International Congress and Convention Association, por sus siglas en ingles). Mientras en el 2008 Colombia reportaba 45 eventos internacionales, en 2015 recibió 138, registrando ingresos superiores a los US$ 299 millones de dólares.
Además, según datos de migración, el año pasado al país ingresaron 142.990 turistas extranjeros motivados en asistir a una reunión de gran formato. Cada uno representó un gasto promedio diario de US$ 410 dólares, con una estadía promedio de 3.5 días, aportando a una derrama económica interesante para el país.
Las anteriores cifras son solo una pequeña muestra del potencial que esta industria genera para el país, gracias a al impacto económico que es trasversal a diferentes sectores relacionados con el turismo de negocios y reuniones, además de los empleos directos e indirectos que se generan.
Sin embargo no todo está dicho, la falta de un estudio de impacto real de la industria, la desarticulación del sector público y privado, las pocas certificaciones de calidad, la falta de capacitación y de profesionales especializados sumado al recorte presupuestal para la promoción del país por parte del gobierno nacional han sido factores limitantes para el desarrollo de este segmento.
Hace 3 años, exactamente el 28 de Agosto de 2013 se suscribió el convenio de cooperación Nº FPT -332 de 2013 cuyo objeto era “Aunar esfuerzos humanos, administrativos, financieros y de asistencia técnica para realizar los estudios técnicos, diseños arquitectónicos, obtención de licencias y permisos que permitan la construcción del Centro de Convenciones en el Municipio de Ibagué-Tolima”, para dicho convenio el gobierno nacional a través del Viceministerio de Turismo y el Fondo Nacional de Turismo- FONTUR aportaban $680.000.000 millones de pesos.
Por su parte la Alcaldía de Ibagué y la Gobernación del Tolima debían aportar cada uno $ 55.000.00 millones de pesos como contrapartida. Adicional al tema, la Cámara de Comercio de Ibagué hizo una inversión de $ 400.000.000 millones de pesos en la compra de un lote que supuestamente iba a ser destinado para la construcción del Centro de Convenciones de Ibagué, pero hasta hoy día seguimos esperando a que las cuatro entidades arriba aludidas se pongan de acuerdo y al menos se pueda iniciar con los estudios y diseños.
Entonces, si la demora ha sido de tres años para poder iniciar con los estudios y diseños previos, no me imagino cuanto tiempo se desperdiciaría en la construcción del mismo, siendo una necesidad para la ciudad.
Lo cierto es que en los últimos tres años se han multiplicado los destinos nacionales que le apuestan a esta industria como generadora de ingresos para sus regiones, lo que ha generado una necesidad de redistribuir los recursos de promoción otorgados por el gobierno nacional, los casos de Cali, Bucaramanga y Pereira son solo un ejemplo de lo rápido que puede crecer esta industria cuando hay un trabajo articulado y una estrategia de ciudad bien definida.
Ahora bien, mientras en Colombia las ganancias económicas del turismo de reuniones aumentaron un 12% en los últimos cuatro años, en Ibagué seguimos esperando un recinto ferial con las condiciones necesarias para captar eventos nacionales e internacionales que generen impactos positivos en la ciudad.
Las cifras lo demuestran y los hoteleros lo afirman, por su ubicación estratégica, el clima, la conectividad y la facilidad para hacer negocios, Ibagué es una ciudad con gran potencial para desarrollar el turismo reuniones. No solamente se necesita un centro de convenciones, sino un recinto ferial dotado de las últimas tecnologías, con plazoletas de comidas, parqueaderos y auditorios para eventos donde los diferentes sectores productivos de la ciudad puedan hacer uso del mismo.
Esperemos que no se mal inviertan los 680 millones del Gobierno Nacional, por ahora seguiremos viendo eventos improvisados en el panóptico, parques, plazoletas, centros comerciales y hasta arrozales.