Congreso de la República: ¿El poder público que no levanta cabeza?
En Colombia los días cercanos al 20 de julio siempre serán oportunos para hablar sobre el Congreso de la República, aunque no hay mucho de nuevo por decir de la ultima legislatura, ya que esta se mantuvo en su dinámica de siempre.
De aquellas épocas en donde el Congreso era el centro del debate en el país queda muy poco. Solo algunos congresistas pasan el año gracias a que logran sumarse a la ola mediática impuesta desde el Gobierno Nacional. Es evidente que el órgano legislativo desde hace mucho tiempo perdió la poca iniciativa de políticas públicas y sus debates no logran tener la fuerza suficiente para cambiarlas cuando se cree necesario.
Por su debilidad institucional y lo difuso de sus funciones, el Congreso siempre sale mal librado en las evaluaciones, lo que lo hace bastante frágil ante la opinión pública, manteniéndolo permanentemente en el ojo del huracán.
Lo anterior se observa, nuevamente, en el muy bajo apoyo brindado por la opinión pública; el porcentaje de favorabilidad casi siempre está bordeando el veinte por ciento, siendo por lo general uno de los últimos en la lista de las instituciones colombianas.
Por estos días, algunos congresistas, en una etapa de autocritica, han propuesto bajarles el sueldo a los Padres de la patria de 28 a 13 millones de pesos y pagarles solo por la asistencia a las sesiones. En un país con grandes inequidades y en donde la pobreza aun es muy alta, esta iniciativa ya cuenta con el respaldo popular y se empiezan a escuchar voces a favor al interior del Senado y la Cámara, no demora en revivirse el debate de tener una sola cámara y disminuir los actuales 268 congresistas. Creo que estas propuestas se hundirán como las anteriores ya que ellos mismos no se van ni a reducir los sueldos ni a reestructurar, se necesitaría de una Asamblea constituyente para que estos cambios se aprobaran.
El otro tema del que hoy se habla es la posible llegada de futuros exguerrilleros de las Farc al Congreso. El debate es intenso, los opositores del proceso de paz están en contra, al igual que muchos otros colombianos. El desprestigio de la Guerrilla, el mayor en el país, y la demanda de penas para sus crímenes explican el porqué de esta posición.
Aun así, es lógico pensar que, de darse el acuerdo de paz con estos guerrilleros, sus lideres llegarán al Congreso, como ya ocurrió en el pasado con otros grupos que se reinsertaron a la vida civil, pacífica y democrática.
Aterrizando en el Tolima, un tema en particular que nunca se ha podido concretar para el Departamento es la agenda común que se promete en cada inicio de periodo recién son electos: la realidad es que cada uno de ellos tiene su propia agenda política personal o grupal que termina imponiéndose sobre la necesidad de toda una región. Tal vez es ésta la mayor tarea pendiente.
No hay duda que esto debiera cambiar. Por solo citar un ejemplo de una ruta común, está la ejecución del Plan Nacional de Desarrollo.
Si los Congresistas del Tolima hicieran del cumplimiento de lo establecido para el departamento en el actual PND 2014-2018 su itinerario común, se podrían solucionar varias demandas históricas. Ya es hora que se cite a un debate al Director del DNP para conocer el estado de los compromisos del Plan con el Departamento, por supuesto que esta tarea debiera hacerla la bancada Tolimense en pleno, situación bastante difícil de lograr.
De otro lado, infortunadamente los alcaldes y los líderes municipales se conforman con que les consigan citas en despachos del Gobierno Nacional y uno que otro recurso, siendo esta la especialidad de muchos congresistas.
Quienes conocemos la mecánica del Congreso sabemos que la tercera legislatura es la ultima oportunidad que tienen los Representantes y Senadores para sacar adelante sus proyectos; en la próxima y ultima, ellos se ocuparán de sus reelecciones y las preocupaciones serán otras.
¿Cuáles serán los logros que ellos le presentaran a sus electores y a la opinión pública al terminar el periodo que inicia este mes? Obviamente tendrá que ser mucho más, en cantidad y calidad, a los presentados a finales de la legislatura en junio pasado.