Narrar en audiovisual: una estela de memoria que propone dialogar sobre la historia del Tolima
Durante años, la oscilación del ejercicio audiovisual ha estado entre el espectáculo, el arte y el entretenimiento. Sin embargo, descuidamos esa otra filiación que ha recurrido continuamente a fenómenos históricos y culturales para configurar relatos y documentar historias.
En Colombia, no podemos pasar de vista el trabajo de Marta Rodríguez y Jorge Silva, una pareja documentalista que dedicó su vida a la investigación y producción de narrativas audiovisuales que ahora hacen parte de uno de los archivos de memoria histórica más importantes del país.
Y es que entender el cine como una herramienta de comunicación que genera procesos de apropiación en una sociedad, es el primer paso para cambiar la forma de comprender el mundo. Ser más próximos a la empatía y al reconocimiento de nuestro propio territorio. Ahora bien, pareciera que nuestra identidad como tolimenses fue olvidada por sus propios habitantes. Celebramos y conmemoramos fechas especiales para nuestra región, ¿pero realmente conocemos sobre nuestra historia?
La tarea de reconstruir la memoria histórica del Tolima se ha iniciado de la mano de aquellos realizadores y productores que han visto en el audiovisual la mejor herramienta para contar ‘quiénes somos’. Un ejemplo de ello es sin duda Margures Managrande (2020), una producción que contó con el apoyo del Ministerio de Cultura y estuvo bajo la dirección de Angélica Alape, una joven tolimense que documenta la historia de Marina, Libia y Neyia, tres mujeres unidas por la fuerza del territorio y sus tradiciones.
Margures protectoras de la comunidad Coyaima Managrande, de Totarco Tamarindo; una zona que, como muchas otras del Tolima, hoy en día continúa luchando por poner freno a los daños ambientales y el conflicto.
La relación directa con los procesos sociales de los sujetos, experiencias, discursos e ideologías a través de la cotidianidad, son el insumo perfecto para la creación de narrativas audiovisuales que cuenten más allá del espectáculo y el entretenimiento. Un ejercicio que humaniza tanto al equipo de producción como al espectador.
Encontrar en la parrilla digital este tipo de narrativas, permite que logremos como tolimenses, reconocer la importancia de nuestro territorio, de conservar y de cuidar las riquezas naturales que nos rodean.
Se trata de un ejercicio recíproco entre el investigador y el espectador, que debe ir más allá de una mirada ideológica, contemplando los elementos que construyen el territorio, la tradición, las costumbres, el lenguaje, el origen de la lucha por la seguridad alimentaria, el libre desarrollo del sujeto en el espacio que lo rodea.
Narrar el territorio a través de la producción audiovisual se convierte en un medio, en un mensaje generacional y en una invitación para contribuir en la construcción de ese activo social llamado identidad. ¿Quiénes somos, para dónde vamos, cómo aportamos? La producción audiovisual es una respuesta, y también una propuesta para contribuir a esa conversación eterna.