Un ibaguereño se destaca en la investigación de vehículos urbanos-aéreos en Antioquia
Antes de comenzar la pandemia, Felipe inició volando en un simulador y el año pasado construyó su propio dron de carreras análogo: compró las partes, los motores, la electrónica y lo configuró a su gusto.
A diferencia de los drones estabilizados, un dron de carrera es totalmente manual y tiene muchos movimientos: volar hacia abajo, descolgar, girar y pueden alcanzar mucha velocidad, el de Felipe llega hasta los 170 km/ h.
Aunque en su cotidianidad él se describe como una persona muy tranquila, en su forma de pilotear se caracteriza por ser muy fluido, arriesgado y tener un estilo cinemático.
Cuando pilotea puede ser tanta la adrenalina que en ocasiones queda temblando o mareado por el vértigo que le puede causar. Sin embargo, tener el control de una máquina y poder lograr hacer movimientos cada vez más arriesgados o con más velocidad es algo que disfruta, le da paz y lo relaja.
Desde pequeño, en su natal Ibagué, le apasionaban los carros: cuando viajaba con sus papás siempre estaba atento a las marcas, sus juguetes eran carros y solo jugaba videojuegos que obviamente eran de carros, el favorito fue Need for Speed. A los nueve años condujo por primera vez el Mazda 3 de su papá y desde que se montó ya sabía manejar.
Cuando estaba un poco más grande comenzó a interesarse también por los helicópteros y a jugar Battlefield, incluso le pagaron por jugar Play Station. Con los videojuegos aprendió a manejar carro y a pilotear el dron, pues los controles y la combinación de movimientos es muy similar.
Este año también le comenzaron a pagar por volar y hacer videos con su dron, lo han llamado de productoras, conciertos, eventos musicales y seguimiento de carreras. Sus colegas le explicaron cómo podía cobrar, como entregar sus productos y él por medio de videos en internet ha aprendido sobre edición.
Los inicios
Contrario a lo que se esperaría, Andrés Felipe Pérez no era un alumno muy destacado, se considera un estudiante “muy vaguito” que en el colegio Champagnat de Ibagué solía perder las materias que no despertaban mucho interés en él. Sus materias favoritas eran física y dibujo técnico, y por el contrario, inglés era la que menos le gustaba.
Cuando terminó su colegio y se fue para Montreal en Canadá a estudiar una segunda lengua, su primera opción era el francés, pero allí empezó a tener una mejor experiencia y a interesarse por el inglés, un idioma que le ha sido muy útil en su carrera, ya que la mayoría de documentos están en inglés.
Antes de irse para Canadá no sabía que estudiar: pensó en música ya que desde sus ocho años tocaba violín, llegando a ser concertino en la orquesta sinfónica de Musical Scale y a tocar en una orquesta de cámara, pero la verdad era que no quería llegar a aburrirse de algo que él disfrutaba tanto, y sentía que el nivel técnico que se requería en la música en ocasiones podía limitar su disfrute.
También le llamaba la atención la Ingeniería Biomédica, porque era bueno con los números y al su papá ser médico, sentía afinidad por esta área. Su otra opción era Ingeniería Mecánica, porque los carros le apasionaban y muchas personas del sector automotriz estudian esta carrera, aún así no estaba del todo convencido.
En Montreal fue donde se empezó a interesar por la aeronáutica, ya que en la estación del metro donde se bajaba para ir a la escuela de idiomas había una facultad de Ingeniería Aeroespacial y allí él iba a conferencias para practicar inglés y entender qué era esto, entonces le gustó mucho.
En Colombia Ingeniería Aeronáutica solo estaba en dos universidades, y Felipe eligió estudiar en la Universidad Pontificia Bolivariana, pues le gustaba Medellín y su novia ya vivía en esta ciudad.
Los primeros semestres fueron un golpe contra el mundo, debido a las matemáticas puras y los parciales, que en ocasiones requerían de mucha memoria. Para Felipe aprender recurre a la práctica y a entender el funcionamiento de las cosas, por eso cuando comenzó a ver las materias de la carrera: motores, mecánica y manufactura le cogió más gusto.
Investigación
Como muchos estudiantes de Ingeniería Aeronáutica, este ibaguereño no sabía en qué se quería desempeñar cuando terminara la carrera, pues muchos trabajan en la parte administrativa de las aerolíneas, pero a él definitivamente esto no le gustaba.
Su profesor de manufactura, la clase que más lo ha motivado durante la carrera, le contó que con su grupo de investigación habían estado con Rolls Royce diseñando motores y puertas para vehículos, entonces se animó a presentarse al DBF Medellín Team para esta área.
En el DBF Medellín Team además de participar en la manufactura, Andrés Felipe Pérez aprovechó las dos impresoras 3D que había comprado con un amigo y sacaba las partes que se requerían, ya que en ocasiones no sabían cómo hacerlas o qué material elegir, entonces él era “el chacho” que las imprimía y llegaba con las piezas
En este grupo, los estudiantes de Ingeniería Aeronáutica cada año se preparan para la competencia Design, Build and Fly, del Instituto Americano de Aeronáutica y Astronáutica, en el que a partir de un requerimiento se diseñan vehículos aéreos que cumplan con tres misiones: en abril de este año el grupo fue a Estados Unidos para la competencia, las misiones consistían en entregar medicamentos, un tema post Covid.
Lastimosamente Andrés Felipe no pudo asistir, aunque había trabajado mucho en este proyecto, porque al momento de sacar la Visa tuvo un problema por un homónimo.
Luego de esto, el director de vehículos aeroespaciales de la UPB lo invitó como asistente de investigación a un proyecto sobre vehículos urbanos-aéreos. En este proyecto se busca volver a Medellín una ciudad inteligente para vehículos de este tipo, sin embargo, la reglamentación de estos carros en Colombia es la que atrasa un poco.
Andrés Felipe lo que quiere para su vida es trabajar en investigación, hacer los diseños que tiene en mente y aplicar los conocimientos que ha adquirido en la universidad sobre los procesos de manufactura, el rendimiento, el peso y la seguridad. Le apasiona poder llevar sus ideas del papel a la realidad, hacer las cosas tangibles.