
Liberan a Lyan José Hortúa tras 18 días de secuestro
El menor fue entregado a una comisión humanitaria encabezada por la Defensoría del Pueblo.

Escrito por: Luis Eduardo González
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Después de 18 días en manos de sus captores, el niño Lyan José Hortúa, de 11 años, fue finalmente liberado este martes en zona rural del Valle del Cauca, cerca del límite con el Cauca. El menor fue entregado a una comisión humanitaria de la Defensoría del Pueblo, tras permanecer casi tres semanas retenido por un grupo armado ilegal que lo secuestró en su propia casa, en Jamundí.
El caso, que generó una ola de indignación nacional, puso nuevamente en evidencia la brutalidad con la que operan las disidencias de las Farc, en particular la estructura asociada a alias ‘Iván Mordisco’, señalada como responsable del plagio.
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Un secuestro fallido que acabó en tragedia familiar
El 3 de mayo, un comando armado irrumpió en la vivienda de la familia Hortúa con un objetivo: secuestrar al padrastro del niño. Según fuentes cercanas al caso, el hombre se defendió con un arma de fuego, lo que frustró el plan de los agresores. En represalia, y en un acto que raya en el terrorismo puro, los disidentes optaron por llevarse al menor y a una empleada del hogar, a quienes les cubrieron la cabeza con bolsas negras. La mujer fue liberada horas después; el niño, en cambio, permaneció en cautiverio por más de dos semanas.
El Estado, en papel de espectador
La liberación del menor se produjo sin operativos militares, sin rescate, sin capturas. Fue el resultado de presiones sociales y mediáticas, y de una gestión humanitaria encabezada por la Defensoría del Pueblo. El silencio del Gobierno nacional durante el secuestro fue notorio, y la respuesta de las autoridades locales, insuficiente.
A pesar de que ya hay nombres sobre la mesa —como el de alias ‘Oso Yogui’, cabecilla de la estructura Jaime Martínez, y otros integrantes de las disidencias—, hasta ahora no se han anunciado capturas ni se conocen avances judiciales reales. El ofrecimiento de recompensas, por sí solo, no detiene el crecimiento de estructuras armadas que siguen usando el secuestro como arma de presión y control.